SPT: ¿Qué es aquello que nunca te preguntaron y que te gustaría que te preguntaran?
JOH: Lo siento pero no sé que cosa puede ser, por ahí en algunos años, y muchas
entrevistas se me ocurre algo. Por ahora es muy pronto para evaluar.
SPT: ...esa respuesta es característica de este artista del "retardo" de una
concepción del tiempo que me resulta más oriental que emparentada con la
ráfaga y el vértigo occidental. Esa respuesta me remite a tu pintura, a
cómo se va gestando, naciendo dentro de ti y en el lienzo, con la precisión
y la métrica del haiku, pero también con su calma y su retardo.
SPT: A José Omar Henry artista ¿Cómo ha influido en tí, el hecho de ser uruguayo, teniendo
en cuenta que vienes de la patria de Torres García?
JOH: Creo que la influencia de la nacionalidad está en uno, ahora no sabría
definir esto, pero no creo que sea especial por venir de la patria de
Torres. Sí siento un profundo orgullo por esto, ya que él es uno de los
protagonistas mas importantes del arte contemporáneo, como artista y como
teórico, un hecho bastante atípico que se aúnan en una sola persona lo que
no es común que se dé en esa dimensión.
SPT: Por qué emigraste, te unen lazos estéticos a tu patria?
JOH: La razón de salir de mi país fue básicamente económica, aunque algo en esa
decisión tuvo que ver con la pintura, uno (cuando no asume características
de exilio) sale buscando algo que en ese lugar no se le da, y cree que
por determinada razón la encontrará en el lugar elegido para vivir. En mi
caso seguramente algo encontré, ya que hace 21 años que estoy aquí y no
tengo por ahora voluntad de irme.
No sé si en mi obra se manifiestan lazos estéticos con el Uruguay, en todo
caso, con cuáles, porque la oferta es variada, no olvidarse que Blanes,
Barradas, Figari, Torres, Cúneo e Iturria, por trazar un panorama con
algunos de los que establecieron los ejes mas significativos, realizan un
aporte igualmente importante, si bien el creador del constructivismo es
quien se lleva las palmas. Seguramente si bien hay un período de mi obra
que es constructiva, esto no duró, y tal vez la constante pueda estar en
los aspectos compositivos, en la estructura, en el color tal vez; por demás
en alguna oportunidad en Montevideo definieron mi pintura como muy
"
argentina", lo que no sé muy bien que significa. En algunos casos, (la
escuela de Torres García y artistas como
Adolfo Nigro, Delmonte, e incluso Bonevardi,
Paternosto, etc.y hasta podríamos llegar a Grela y algunos más) podríamos
hablar de "una estética rioplatense", pero no creo que pueda incluirme,
por ahí las afinidades son muchas y exceden las fronteras.
SPT: particularmente Omar, creo que en tu obra la métrica está, tan presente y
tan estricta como puede estar en Torres García o en los concretos rioplatenses,
pero en la tuya hay una poesía que en los otros no está, seguramente porque
no quiere estar.
SPT: Cuándo decidiste dejar Uruguay como lugar de residencia ¿Cómo elegiste
Rosario como nuevo hogar, hubo en ello algún motivo relacionado con el
panorama estético de Rosario?
JOH: Elegir a Rosario como lugar para vivir sí ya tuvo que ver plenamente con el
arte, sentía (y siento) una gran admiración por 3 artistas asociados a esta
región: Supisiche, Leónidas Gambartes y Antonio Berni, y de alguna manera vine tras ellos.
Con Supisiche, por ejemplo mantengo una afinidad en la forma de sentir el
espacio, no solo como un elemento plástico mas, sino como un recurso de
canalización de mis preocupaciones a la hora de elaborar mis propuestas
plásticas. El contacto en vivo y en directo con la obra de éstos y otros
que descubrí, (desde Schiavoni a Torti por nombrar solo 2 que sean
representativos de esa amplia gama que se extiende desde principios a fines
del siglo XX), instaló en mí una actitud que no tenía, y fue la idea de ver
la pintura como un ejercicio de reflexión permanente, acceder a la certeza
que pintando y mirando pintura, es posible conectarse con una forma vital
de uno mismo, pero también de ver al otro y lo otro, y desde ahí construir,
y fundamentalmente tratar de entender esa idea que tanto me persigue de ver
al mundo como una totalidad, en donde el tiempo y las distancia se vuelvan
una, en donde el hombre es el hombre de todas las épocas, solo que con una
proyección -paradójicamente- atemporal. Me interesa la pintura de la
región, y creo que de muchos se me queda algo, (incluso de poetas como
J. L. Ortiz) y mucho tiene que ver con esa visión del crítico español
Aguilera Cerni, que habla del "cruzamiento de la "horizontalidad", que
aporta el contexto social, con la "verticalidad" que traemos desde nuestra
herencia histórica". Ese cruzamiento entre tiempo y espacio, en cuyo punto
de unión, "la criatura humana intenta realizarse". A mi verticalidad,
Rosario y la región sumaron su horizontalidad.
SPT: Reconociéndote como autodidacta ¿Cómo llega a ti la austeridad de los
primitivos italianos que tanto parecen haber influido en el clima de tus
cuadros?
JOH: Las aproximaciones a veces ocurren, por lo demás no sé si llegan a mí o yo
llego a ellos, no siempre los parecidos tienes que ver con influencias que
implican un conocimiento previo. La idea del espacio y la austeridad,
sumadas a una problemática existencial siempre me han ocupado, por lo que
tal vez estaban dadas las condiciones para que eso ocurriera. En algún
momento sí hice una lectura conscientemente crítica de obras, (desde De la
Francesca a Tiziano, Tintoretto y algunos otros), en ese instancia me
interesaba el planteo sociopolítico y me venían bien algunos pretextos
religiosos que éstas me ofrecían.
SPT: Sé que sos un conocedor del Haiku y que esa forma de poesía también ha
influido en la exquisita síntesis que tiene hoy tu obra ¿Podrías
comentarnos algo al respecto que pudiera servir al público para penetrar tu
pintura?
JOH: Sí realmente el haiku es una manifestación poética que me interesa mucho,
desde lo estético pero también desde lo filosófico, lo que no implica una
adhesión incondicional. Son puntos de comunión que me sirven de anclaje
para seguir. Siempre me interesó la sutileza a la hora de plantear la obra,
la idea susurrada, el clima de silencio; en la poesía que nos ocupa se
habla de la sugerencia para aproximar la emoción. Es un concepto
interesante que propone una visión incompleta, por eso sugerida para que
sea necesaria la complicidad del otro. El planteo de esa obra abierta, con
multiplicidad de finales, me parece importante. La economía de recursos
plásticos, también sintoniza con esa estética, que deja de esta manera
mayor espacio para el pensamiento posterior. Se privilegia el pensamiento a
la acción, pero el pensamiento posterior, la obra es un disparador de
ideas, lo que me parece mucho mas interesante a que sea un contenedor de
ellas. Por supuesto que esto depende del interés puesto por el espectador,
que estará sin duda supeditado al interés que la realización de la obra sea
capaz de generar.
SPT: como sueles decir, preferís una obra que invite pensar a una que parezca pensada...
SPT: Sé que sos un artista que busca la Verdad, así con mayúscula, en todos los
aspectos de tu vida y por supuesto en el arte. ¿Que pensadores,
pensamientos, lecturas, piensas que han influido en ti para forjar ese
artista que sos?
JOH: No sé si uno busca la verdad, lo que posiblemente sí, lo que cree sea la
verdad. Eduardo Médici decía una vez que él parte de la creencia de que
tiene una idea, esto es casi la certeza de saber que todo es un pretexto.
No creo que otros forjen un artista, si que se es lo que el entorno y las
circunstancias, aderezadas con la propia capacidad de reflexión, han hecho
de cada uno. Las lecturas ayudan a formar cuando devuelven, como otras
vivencias; se crea desde un dolor de vientre, pasando por un desencanto
amoroso hasta una problemática existencial o política, porque el motor es
la inconformidad permanente. Yo he sintonizado básicamente con los poetas,
que me motivan mas que un ensayo sobre estética contemporánea. Conecto con
las palabras, conceptualmente o por como suenan. Muchas veces me siento
motivado a partir de una frase, me sugieren caminos, y son los poetas los
que, generalmente, titulan mis cuadros. Molinari, Jorge Luis Borges, J. L. Ortiz,
Baudelaire, y hasta Lao Tsé o Basho, entre otros han sido mis
colaboradores, aunque también en algún momento Nietsche y Cioran fueron mis
lecturas de cabecera, entre otras cosas por afinidades con mi propia
historia personal. Con éste último tuve un romance durante un período, a mi
ver, importante por lo menos en cuanto produje con cierta intensidad,
aunque fueron momentos para mí, un tanto traumáticos. Hoy trato de ver las
cosas mas serenamente, y creo que le exijo menos a la obra, lo que creo es
mas saludable. No pretender saber, lo que permite ser seducido mas
fácilmente por la magia que emana del silencio de la imagen. Aquello de
Borges de: .."esa inminente revelación que no se produce, es quizá el hecho
estético", es creo, un hallazgo dentro de las definiciones posibles que el
arte pueda tener.
SPT: Sos un artista que busca la autenticidad, consigo mismo y con la obra. ¿Te
sentís identificado con el curso del arte contemporáneo de Rosario?
JOH: Bueno, se es o no auténtico, a partir de cómo uno se comporte en la vida, o
en este caso en el arte. Respecto a sentirme identificado, la verdad es
que no lo he pensado y no estoy seguro de que me interese planteármelo.
Además ¿que sería ser contemporáneo hoy, en un momento en el que las
manifestaciones del arte beben en los sitios y épocas mas variadas, si bien
algunos insisten con la idea de contemporaneidad dada únicamente por la
novedad de la herramienta o los materiales utilizados? A mi me sigue
interesando la pintura, (hoy bastante devaluada) la sigo considerando un
medio válido para generar imágenes que permitan reflexionar y generar
reflexiones, y si bien me parece muy bueno que se sumen nuevas técnicas y
disciplinas, ninguna es superadora, y no creo que sustituyan sino que
suman. El método, cuando parece ser justificar las innovaciones desde la
anulación, suena caprichoso. No creo en el "cansancio" decretado de
algunas disciplinas, en función de la importancia otorgada a la novedad
como hecho saliente, y me parece pobre pretender solucionarlo valorando
únicamente el aporte realizado por la utilización de nuevas tecnologías, ya
que ninguna ha realizado una contribución de capital importancia, que nos
permita acceder a una revolucionaria manera de producir y de movilizar. El
hecho artístico es mucho mas que el lenguaje utilizado, y no me parece
correcto evaluar únicamente desde ese lugar, instalando la sospecha sobre
las técnicas no innovadoras. La cuestión, para mí, sigue siendo de fondo y
no de forma. La metáfora sigue dominando el campo. Cuando una obra es
trascendente, lo es por su peso conceptual, y por la correcta utilización
del lenguaje en función de una idea, y no por lo novedoso de su técnica.
En Rosario, hay muchos y muy buenos artistas produciendo en todas
direcciones, pero honestamente no sabría definir las pautas que deciden la
pertenencia -o no- a la contemporaneidad. Pienso que los tiempos dan para
un momento de convivencia, de revisión reflexiva, de comunión.
SPT: ¿Cómo te sitúas frente a ese panorama, pensás que Henry y su obra son un
ejercicio de resistencia frente al fárrago de la era del vacío
contemporánea?
JOH: No, no me lo planteo en esos términos, trato de permitirme ser haciendo lo
que creo y puedo hacer, junto a innumerables artistas que desde distintos
lugares trabajan con la misma actitud de compromiso. Creo en la
diversidad, en el reconocimiento a la singularidad, y que la cosa no pasa
sólo por usar los códigos impuestos. Creo que el arte es compromiso,
pensamiento y muchas otras cosas: turbación, angustia, con algo de mágico,
porqué no. La obra cobra sentido cuando es abierta, ilimitada; trascendente
porque no la aprehendemos del todo, relevante por su propio impedimento de
ser resuelta en su función de preguntar imposibilitada de dar respuestas.
No participo del discurso teórico previo que la explica, y de esta manera
la concluye, la cierra; porque no es para mí un juego de certezas, sino de
dudas. No la siento por lo tanto propiedad del intelecto, sino de la
emoción, y (parafraseando a Birri) como la utopía que cada vez que nos
acercamos se aleja, el arte también sirve para continuar.
SPT: Omar, tus respuestas dejan sin respuestas, tienen la misma síntesis,
belleza, orden y apertura vertieran de una fuente, lo mismo que sucede con
tu obra.
SPT: Si tuvieras que elegir una obra de un artista del pasado para un museo personal ¿Cuál elegirías?
JOH: Serían muchas, pero a la hora de elegir me decido por un autorretrato de
Rembrandt, de 1669, (tal vez el último de su vida).
SPT: No es una mera coincidencia que eligieses esa obra, es consecuencia. En
aquel retrato Rembrandt luce como un hombre que ha Vivido, así con
mayúsculas, y también como un hombre que ha sufrido. Ese autorretrato que
elegiste rubrica de algún modo cuanto has dicho. Los múltiples
autorretratos que pintó Rembrandt plasmaron su propia identidad, recogieron
la historia de su vida, ora exitoso y festivo, ora ensombrecido por los
avatares de su vida. Ese retrato que elegiste nos invita a traer a la
memoria lo que dijo el propio Vincent (Van Gogh) de su compatriota y
antecesor: "Tuvo que haber muerto muchas veces en su vida, para poder
pintar así"...
SPT: ¿Y si tuvieses que elegir la obra de un artista vivo, cuál elegirías ?
JOH: ... Una obra S/T de
Daniel García de 2004. En la primera la
excelencia de la pintura de un artista en su ocaso, sensibilidad y emoción,
que transmiten el drama de la vida y sus angustias; en el otro caso la
austeridad de la pintura manteniendo su protagonismo al servicio de una
idea, con su carga conceptual, en donde el misterio que emana me remite a
aquella "
inminente revelación que no se produce ". Dos obras magníficas,
representativas, en donde se manifiesta la intemporalidad de la pintura, el
valor de su esencia, y su capacidad de comunión, más allá del tiempo.