En la sala hay olor a pintura fresca. Los pintores no nacen de un repollo, nacen de una mancha, y esa es una idea motriz.
De la Nueva Figuración para acá, en las toneladas de cuadros que pintó Luis Felipe Noé en cincuenta años, nunca hizo una figura inmóvil sobre un fondo liso. Noé no concibe "lo quieto", es un artista explorador del derrame. A modo de anotaciones, todo el tiempo hace una crónica sobre tela, pinta más bien "cuadros de situación".
La muestra contiene obras del ultimo año, en donde la "mixtura" está tomada muy en serio y en serie. El lenguaje visual es un tornado que arrasa con colores, palabras, rostros, lunas y Aldos Pellegrinis (homenajeado en un magno poema atmosférico y leve).
A decir verdad Noé da vuelta a la imagen como a una media. El conocimiento íntimo de los materiales lo lleva a pintar sobre pulpa de papel y con una mancha y raspando, convierte esa textura en una muchedumbre que avanza humeante como en los aquelarres de Goya.
Todas las composiciones son dinámicas y las pinceladas se vuelcan por las diagonales. Hay un cuadro que parece calmo; el plano apaisado contiene dos zonas horizontales divididas por una línea gruesa roja y otra blanca crepitante: es el "Paisaje de la historia de un pueblo" (50x 200 cm), indefectiblemente es una pampa de cielo y tierra, pero a su vez es esquema. La infografía es una explicación gráfica de algo (ya un género). Otro picto-infograma es el "Dramagrama" vertical con mucha mirada posterior.
"C.A.O.S." Sociedad anónima (200 x 278cm) resulta uno de los cuadros más inmediato y macizo, en donde grandes planos rojos, marrones y negros, chocan entre sí con la fuerza de una demolición y estallan, entremedio hacia atrás y desde arriba, retazos de dibujos pegados y suturas de líneas blancas, rojas, amarillas que integran un Frankestein.
Igual que en un televisor la imagen se hace móvil. Y este punto es muy curioso: a mucha gente se le hace difícil ver imágenes en movimiento en un cuadro desintegrándose en esa dinámica de permanente zaping, mientras que a diario en sus televisores se someten a vértigos catódicos similares o aún peores.
Los cuadros son así pantallas colmadas de pixeles. (Algo parecido a una trituradora de imagen que devuelve el vértigo luz de la trituración misma). Los elementos abstractos: puntos, líneas, colores, se organizan en grandes campos de energía.
Hay secuencias como las historietas. Hay síntesis gráficas y físicas: imágenes resueltas en blanco y negro a las que se le adicionan "tramas" de colores netos: rojos, azules, amarillos.
En este mismo sistema "La tierra cruje" (2003) es un gran mapa antiguo que el artista interviene con rojos los ríos, las tierras con amarillos y las aguas con puntos amarillos y rojos que trastornan la imagen digital. Tan tribal, tan tecno, Noé todo lo zurce con pintura.
Tal vez el infierno sea estático, mientras tanto en este mundo todo se mueve y medio que es un bello descontrol.