La sabiduría popular nos ha legado esta corta frase que sintetiza con asombrosa elocuencia y eficacia lo que,
lamentablemente, continúa siendo realidad en áreas de la creación artística; en este caso me voy a referir
exclusivamente a la Composición musical. Más específicamente a ese estilo o género comúnmente denominado "experimental" o,
en términos más académicos, "Contemporánea".
No es intención de éste artículo ahondar en las definiciones de estos conceptos, que se están dando como sinónimos,
cayendo en un descuido absolutamente intencional, debido a que el objetivo es poner de manifiesto y compartir una
realidad que, planteada una y mil veces informalmente y casi como consuelo que se pretende encontrar en el "otro" que
conoce la situación por ser también parte de ella, no llega a tomar un estado público al no trascender los ámbitos
personales para ser llevados al debate en los sitios adecuados.
Más allá de los conceptos, la situación actual nos presenta el mismo panorama: la carencia de espacios para desarrollar la música que no es de género popular. Cuando digo "espacios" no me refiero a espacios físicos si no al conjunto de cosas que deberían estar funcionando en apoyo a los proyectos de éstas expresiones musicales, ya que Rosario cuenta con espacios físicos de extremada belleza y absolutamente adecuados para las manifestaciones a las que me refiero, y a la altura de tantos otros lugares de los grandes centros mundiales de concentración artística. Espacios 'físicos' donde el creativo puede volar con su imaginación sobre qué hacer y cómo usarlos. Imaginamos avalanchas de sonidos envolviendo a público e intérpretes, con pantallas donde se proyecten imágenes, con actores, músicos, llenando cada punto de la perspectiva. O puede que pensemos en algo mucho más sencillo, tal vez un pequeño grupo experimentando con sus voces y sus cuerpos. Tal vez, hasta pueda ser una sola, yo misma, con un teclado y una pista grabada y procesada en una computadora casera. No importa cuánto cueste la producción de cada obra. El punto es que se hace "por amor al Arte". Y por ser así, el 80 o 90 % de estos proyectos quedan sin llevarse a cabo por una serie de factores que quiero exponer.
Sintetizo en la palabra 'espacio' lo que creo primordial: incentivo para poner en marcha la maquinaria de crear una obra y
poder hacerla. Este incentivo pasa por una serie de puntos.
Uno es el económico. Hay en Argentina una triste costumbre de no tomar la creación de estas obras musicales como trabajo y como producto mercantil. No existe por ejemplo, la comisión de obras musicales. En el caso de que hubiese un encargo de obra, se pretende como toda paga el "honor de haber sido elegido para tal distinción".
Personalmente me ofenden esas actitudes y denotan un total menosprecio al TRABAJO de un compositor, ya que cualquier obra implica mucho tiempo de dedicación y, siempre, mucho TRABAJO.
Aún así, si el factor económico resultare imposible de subsanar (lo cual es mentira), quedan otros:
Concursos, por ejemplo.
No existen en Rosario instancias donde presentar proyectos para concursar.
Sólo se cuenta con una o dos convocatorias que no revisten características de concurso. No hay, por otra parte, las importantes visitas de creadores internacionales (como dato: el creador del "Teatro Musical", Mauricio Kagel, es argentino, radicado en Alemania.
El Teatro Musical es una de las manifestaciones más celebradas en el ámbito de la Música Contemporánea.
Alguien ha visto últimamente algo de Teatro Musical en Rosario?)
No existe la difusión de eventos de Música Experimental o Contemporánea en los medios de comunicación masiva. Recientemente una mesa de "celebridades" que comentan el espectáculo (cierto, no el Arte)
se rasgaban las vestiduras porque no llegan a Rosario las rutilantes estrellas de la canción popular (motivos económicos). Pero ni se les ocurre mirar hacia adentro, acá en esta ciudad donde ellos están llevando a cabo sus trabajos (y algunas empresas redituables) para descubrir las chispas de decenas de creadores que como hormigas nos movemos, muy a su pesar. Y ataco este flanco porque son esos mismo comentaristas los que (vuelvo al dicho popular) "se llenan la boca" en pro del apoyo y difusión del trabajo de los creadores rosarinos. Sí, es verdad, yo misma he visto, escuchado, leído entrevistas a tal o cual,
pero luego de ganar alguna distinción (llámese Estrella de Mar, etc.), o luego de que su film llenó los cines, o luego de que su nombre suena, pero antes, antes de eso, para estos comentaristas no existimo. Decenas de llamadas, mails, invitaciones, gacetillas, se pierden en la nada. Y, nadie es profeta..., lo de afuera siempre es "excepcional". Aún lo nuestro, cuando lo hacemos afuera.
Otro factor, mal que nos pese a Nosotros, los Compositores (un MEA CULPA, por favor!). No conformamos un grupo que nos congregue y desde ese lugar pelear por lo que exigimos o criticamos. Creo, sinceramente, que esta "peregrinación" sería un poco menos ardua y se lograrían cambios si, más allá de las propias posturas y elecciones estéticas, nos congregáramos con lo que creo es el fin común: conseguir el lugar que pretendemos.
Pero hay un punto que considero el más importante y es la carencia de una política cultural, tanto a nivel municipal como nacional. No se promueve la búsqueda de estas expresiones. Está ausente de todo discurso político la Cultura. No hay una idea de qué hacer con las manifestaciones que no son masivas. Creo sinceramente que ni se conocen. Se apoya y promueve todo lo que convoque a la masa, y paralelamente, parece que, aun las solitarias propuestas de llevar a la calle algunas experiencias fílmicas, por ejemplo, tienen que enfrentar, siglo XXI mediante, la sombra de la censura.
Otro sector ausente de todo apoyo a la cultura es el empresarial. Alrededor del mundo se mueve la red económica privada sosteniendo a miles de artistas.
Llámense mecenas o como quieran, pero están, y hacen que las carreras y dedicación de aquéllos, sean sustentadas y dignificadas.
Aquí la respuesta siempre es no a las peticiones de subsidios y apoyos económicos.
Qué lejos está Argentina del movimiento de los grandes centros artísticos.
Qué lejos e ignorantes están los empresarios de Rosario del fabuloso movimiento artístico que existe en esta ciudad donde sus empresas tienen un fabuloso movimiento económico.
A partir de aquí siento un profundo silencio, interno y externo. Y no acepto la "excusa" de la situación económica. Esto se viene proyectando y es un lastre que cargamos desde mucho antes de éste estado de incertidumbre y caos económico.
He visto y sigo viendo el desfile de amigos y colegas que emigran para encontrar su lugar en otro lugar, porque ese lugar no está en Argentina. Quien me diga que no todo está perdido, que tire la primera piedra, POR FAVOR, y nos ponemos ya mismo manos a la obra, porque las soluciones no se reciben por iluminación divina, si no con la voluntad de hacerlo, el conocimiento de qué y cómo hacerlo y la convicción absoluta de que el ARTE también puede ser una empresa redituable.