Continuaron durante parte del 2004 las reuniones de realizadores
audiovisuales rosarinos iniciadas en el 2003. Uno de sus objetivos
principales ha sido el de definir una posición frente al incierto destino
del Fondo Municipal de Promoción a la Producción Audiovisual de Rosario y
establecer una línea de acción en la defensa de la continuidad del mismo.
El anterior gobierno municipal instauró el Fondo hacia fines de su gestión.
Concretó una primera convocatoria a concurso, pero no logró que el Fondo y
sus concursos adquirieran status de ordenanza, por lo que su continuidad
quedó librada a la voluntad del nuevo gobierno, asumido en diciembre de
2003, que no convocó este año a dicho concurso (aunque sí a uno de mucho
menor cuantía cuyo jurado aún no se había expedido al terminar el año). Los
realizadores audiovisuales rosarinos son convocados hoy a la acción en
defensa de las propias conquistas alcanzadas a fuerza de los logros de sus
producciones. La ciudad merece, por otra parte, tener un cine propio que la
refleje y la represente. Las reuniones habidas con los funcionarios
municipales de Cultura no fueron auspiciosas en cuanto a la restitución del
Fondo de Promoción al Audiovisual en los términos en los que fue propuesto
por la gestión anterior, aunque no negaron la necesidad y la justificación
de un apoyo consistente a la producción local. Pasado hoy el absorbente
evento del Congreso de la Lengua, el nuevo año traerá seguramente un clima
más favorable para considerar la institucionalización del Fondo. El reclamo
de los realizadores es por el cumplimiento de un logro obtenido por sus
propios merecimientos. Existe un importante potencial en la capacidad de
los realizadores rosarinos, que la justa inversión del estado haría
fructificar de modo importante, volviendo a la comunidad en forma de rédito
cultural. Queda pendiente la formalización de la unión de realizadores
rosarinos como asociación civil sin fines de lucro o alguna figura similar
para asumir la defensa de los derechos del sector.
Ha sido grande la evolución de las artes audiovisuales rosarinas en las
tres últimas décadas y el importante desarrollo alcanzado por el movimiento
lo ponen al borde de un salto cualitativo. Contando con instituciones
consolidadas, como la Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario (que en el
2004 cumplió 20 años) y el Centro Audiovisual Rosario y su
Festival Latinoamericano de Video (que cumplió 11), habiendo trascendido en el
circuito comercial de salas dos de los nuestros (Postiglione y Molina)
sus respectivos equipos, mientras que otros van en camino de hacerlo,
así como unos cuantos más trascendieron en
festivales y muestras, e incluso a través de la televisión, el movimiento
audiovisual rosarino está mereciendo cada vez más un cabal
reconocimiento de sus potencialidades y los frutos que las mismas puedan
dar. La restitución del Fondo Municipal de Promoción es un paso necesario
en ese camino. También lo es el establecimiento de una "cuota de pantalla"
para el cine rosarino como lo será la destinación a la producción rosarina
de una sala de un céntrico complejo multicine, a partir de una iniciativa
del CAR. Fundamental también será abrir un espacio para las producciones
rosarinas en la televisión local. Y el
Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, que anualmente recauda en la ciudad de Rosario una cifra
cercana a los $ 300,000, habrá de acabar reconociendo lo que creció en
buena medida por fuera de su égida y aprender el verdadero significado de
justicia que involucra el concepto de federalismo.