Macro, lleno y vacío. Raúl D'Amelio | |
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Los nuevos programas de exhibiciones en museos de arte, cada vez con mayor
criterio, incorporan (más allá del objeto expuesto) información sustancial
para los visitantes. Esta idea se apoya en el firme propósito de que el
visitante no sea un pasivo observador de las obras que el museo le
presenta, sino entre otras cosas, para establecer una comunicación y
diálogo fluido con la audiencia.
La exhibición inaugural que se encuentra en el Macro propone otro
escenario. Para el visitante no iniciado la relación con las obras no va
mas allá de la simple contemplación. La ausencia de información básica es
común en muchas exhibiciones de arte contemporáneo argentino y este caso
parece confirmar la regla. No mediar entre la obra y el público omite un
obvio mecanismo de comunicación, que consiste en ofrecer los elementos
necesarios para que las personas puedan dilucidar lo que observan. No solo
acerca de la pieza aislada, sino para posibilitar la interpretación de los
conjuntos, de sus relaciones y de los intrincados mecanismos de
legitimación, selección y montaje.
Sin comunicación no hay mensaje, en consecuencia tampoco hay obra. Con lo
cual podríamos indicar que ciertas prácticas contemporáneas estarían vacías
de sentido para muchos espectadores. Para que otros puedan acceder debemos
otorgar las llaves. En este contexto deberíamos atender el modo en que
nuestros museos comunican y de que manera los actores vinculados al arte
contemporáneo relacionamos nuestros conceptos con la audiencia.
Raúl D'Amelio
(Artista plástico y director Museo de la Ciudad. Rosario)