Gerard Valls emplea el oro y la plata presentando texturas muy trabajadas o
bien superficies pulidas, según las necesidades de cada pieza. Utiliza la
plata y el oro amarillo, con la intención de fomentar formas elegantes,
sujetas a transformación y cambio, dentro de una línea biológica y
geométrica.
En su producción joyera más actual hay una clara dinámica basada en la
propia idiosincrasia del metal, que se caracteriza por presentar su
desarrollo y sus limitaciones, para, luego, incrementar el interés por el
contraste, buscando texturas que destaquen, dentro de una coherencia.
Asimismo tiene en cuenta la pizarra, material cálido, que se vertebra con
los metales, jugando con la brillantez del oro, la fuerza de la plata y la
serena austeridad de la misma.
La geometría es fundamental, pero, no, como norte, sino que constituye un
componente importante de la obra, que determina una parte significativa de
su configuración, pero, también, está interesado por la idea, que da lugar
a la temática, con todo su desarrollo consiguiente. Por ese motivo hay un
diálogo entre la naturalidad de los materiales empleados y su intención
temática, colocándolos, en ocasiones, en función de. Pero eso no sucede
siempre, e incluso, cuando pasa, estos no pierden su propia idiosincrasia.
Y ello es así porque imbuye su producción de una sensualidad austera, que
confiere un toque de elegancia a la propia cohesión de las estructuras,
fomentando la belleza, pero dentro de una cierta interiorización expresiva.
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Gerard Valls. Ciclo de la Vida |
Su actitud artística en las últimas series se basa en presentar el
principio y el fin, el ying y el yang, la biología como acto supremo de
vida y también la muerte, la finalización del ciclo. Buena prueba de ello
la tenemos en el collar titulado "El ciclo de la vida", en el que
representa desde un espermatozoide hasta el final de la existencia. No le
preocupa la trascendencia, sino la propia materia, su conversión continua,
su desaparición para reaparecer bajo otras formas.
En otras piezas muestra su interés por el glamour y la sensualidad de las
modelos en la pasarela. La mujer como ente biológico, como garante de la
humanidad, como madre y ser conservador que se deshace en cuidados para
preservar la especie.
Hay un juego de artificios varios entre su obra más contemporánea, basada
en una cierta actitud posmodernista, en el sentido de mezclar diferentes
conceptos para lograr un resultado sugestivo, y la postura claramente
radical y biológica, nutrida de un sentido de la realidad fantástico,
buceando en los aspectos más complejos de la misma.
No hay limitaciones en la vida, solo las que se auto-impone el cerebro y
las circunstancias. Pero el ciclo vital para Gerard Valls siempre es el mismo,
por consiguiente juega con el tiempo, que es limitado y es consciente de su
paso. De ahí que su obra tenga una extraña serenidad. Y ello es así porque
es la propia existencia la que se encarga de marcar su impronta.
El joyero catalán describe el ciclo vital, se enamora de la vida, pero se
mantiene en la actitud de narrador de acontecimientos.