El Luthier riojano
Iván Blascovich -radicado en Rosario desde hace
ya unos ocho años- habla de su profesión y de la reciente inauguración de
su
Taller de Luthería, apertura sin duda harto interesante para la sociedad
en general y sobre todo para la comunidad musical rosarina.
Marisol Gentile: ¿Cómo surge tu vocación por la Luthería?
Ivan Blascovich: Gracias a la orientación de un maestro de violín, César Llanos, quien supo descubrir en mí la vocación de Luthier.
MG: ¿Dónde estudiaste Luthería?
IB: Estudié en la Escuela de Luthería de la
Facultad de Arte de la Universidad Nacional de Tucumán. La única escuela oficial del país.
MG: ¿Quiénes fueron tus maestros?
IB: Mis maestros fueron Fernando Silva (ya fallecido) y Eduardo Riera. Más tarde recibí algunas indicaciones del Maestro Miguel Ángel Leyes en todo lo referido a la construcción de arcos.
MG: ¿La Luthería hoy en día en la Argentina es una carrera que se estudia en Universidades, o es algo más bien de estudio privado?
IB: La Escuela en Tucumán sigue aún funcionando, a pesar que estuvo en crisis
por la desaparición física de su Director. Pero actualmente está
retomando el rumbo.
También hay Luthiers -en distintas partes del país- que dictan clases
particulares, tal es mi caso propio, que combino mi trabajo artesanal en el
Taller con clases y cursos privados para los interesados en aprender y
conocer el oficio.
MG: ¿Cómo se estudia para Luthier en otras partes del mundo?
IB: No muy distinto de la forma que se da en Tucumán, o como yo mismo estoy dando aquí en Rosario. La ventaja más notoria es que en Europa hay un mayor acceso a información, e instrumentos de gran categoría para observar, copiar y admirar.
MG: ¿Cómo empezó tu trabajo como Luthier?
IB: Siendo aún alumno en Tucumán, y aún cursando, comencé a experimentar en la construcción de instrumentos y más tarde en la reparación. Una vez recibido volví a Chilecito, mi ciudad natal, donde monté un Taller de Luthería y comencé entonces con la construcción y reparación de instrumentos.
MG: ¿Y actualmente, cómo continúa?
IB: Después de 15 años de dedicarme ininterrumpidamente a la Luthería y después de 8 años de vivir en Rosario trabajando como Luthier, hace ya dos meses que inauguré un nuevo Taller en el local 28 de la Galería PAM. Allí me dedico a la construcción de instrumentos de cuerda, a la reparación de instrumentos de arco y a la enseñanza de Luthería.
MG: ¿Es importante que el Luthier sea además instrumentista, o no es relevante?
IB: Ayuda mucho que así sea, más que nada para comprender a los músicos, quienes son los destinatarios de nuestro trabajo. Sin embargo no es relevante: hay excelentes Luthiers que poco saben de música, y que sin embargo realizan muy buenos instrumentos.
Merced a un esfuerzo personal muy grande y gracias al apoyo y ayuda de
mucha gente es que el Luthier
Iván Blascovich transformó a este
nuevo Taller en un lugar cálido, ameno y sobre todo artístico , cien por
ciento destinado al trabajo y al arte en sí. Citando sus propias palbaras
La Luthería es sin duda un arte, un arte que requiere mucho esfuerzo y
dedicación -aplicables a la construcción en sí-, y seriedad y
responsabilidad en la realización de reparaciones y restauraciones... No es
una actividad fácil y no tiene una salida laboral inmediata. Estimo que
sin duda es la experiencia lo que realmente convierte a un constructor o
reparador en Luthier, además de contar con una vocación innata.
En la Luthería se manejan otros tiempos distintos a los veloces y
atolondrados que vivimos hoy en día... Las cosas se hacen con otra velocidad
para poder brindarle a cada trabajo la dedicación que se merece. Por tal,
la paciencia y el control de la ansiedad son dos condiciones necesarias
para ser un buen Luthier, y poder así realizar buenos instrumentos.
Si bien en nuestro país hay una muy buena Luthería en general, es necesario
sin embargo estar alerta y cuidarse de improvisados. Creo firmemente que
en estos últimos años hemos colaborado para que la Lutheria crezca, y me
gratifica saber que aún queda muchísimo más por hacer, muchísimo más por
descubrir y por perfeccionar.