Sergio Fidemraizer es un joven compositor argentino, que actualmente y
desde hace casi veinte años se encuentra radicado en Barcelona, España.
Sergio realizó estudios de Composición en la Escuela de Música de la
Universidad Nacional de Rosario, y -ya radicado en su nueva patria-, en el
Conservatorio de Badalona de Barcelona, España, país en el que fija su
residencia en el año 1986.
Sus estudios en Argentina abarcan un amplio espectro, desde Composición y
Análisis, con los Maestros
Dante Grela y
Francisco Kröpfl; Dirección de Orquesta, con el
Maestro
Mario Benzecry; y Electroacústica, con el Maestro
Gabriel Brncic.
En Barcelona, en el Estudio Phonos de la Universidad Pompeu Fabra,
profundizará en la disciplina "Música con Ordenador" con el Maestro catalán
Xavier Serra.
Entre su producción, podemos encontrar una gran parte destinada a la música
de cámara, con y sin medios electroacústicos. Su música, que recibe
encargos de instituciones e intérpretes de prestigio reconocido, se
programa con regularidad en Festivales Musicales en Argentina, Brasil,
Colombia, Ecuador, Estados Unidos, España, Italia, Hungría, Francia y
Japón, entre otros.
Actualmente, paralelamente a su actividad como compositor, se desempeña
como docente en el Departamento de Educación de la Generalitat de Cataluña.
Es miembro de la Asociación Catalana de Compositores, participando
activamente en proyectos de intercambio con Argentina y otros países
latinoamericanos.
Entrevista
Marisol Gentile: ¿Cómo define Ud. su estética musical, su música en sí?
Sergio Fidemraizer: En estos últimos años utilizo en cada obra y en cada situación los
materiales y procedimientos que me son útiles para esa composición en
particular. A la hora de la verdad elijo aquello que me convence para que
suene lo que tiene que sonar, pero creo que es un ejercicio saludable no
descartar nada de lo que uno conoce para poder elegir. Esto incluye en
algunos casos emplear materiales provenientes de estilos musicales del
pasado o de la música popular, reconocibles a la audición o no. Siempre
intento investigar campos que no conozco, pero en todo caso, la exploración
(que a veces es muy intensa) tiene por objetivo resolver problemas de
composición muy concretos para que la obra sea el reflejo lo más fiel
posible de lo que tengo en mente. Me preocupa comunicar al oyente aquello
que yo mismo estoy sintiendo cuando algo me motiva a escribir una pieza
musical.
MG: ¿Considera que su estética musical se encuentra dentro de la llamada música contemporánea?
SF: Sinceramente, creo que es una pregunta muy difícil de responder, porque la
llamada "música contemporánea" involucra hoy tal número de tendencias y
posiciones personales, que resulta casi imposible no pertenecer al menos
parcialmente a alguna de esas tendencias. En ese sentido, sí me considero
perteneciente, aunque "no me caso" con nadie...
MG: Dada las perspectivas que brinda, ¿desempeña la informática un papel
importante en su creación musical? ¿Y cómo utiliza usted actualmente las
computadoras?
SF: Hace varios años que no hago música electroacústica, con lo cual mi
contacto con la informática musical no se centra en la manipulación del
sonido desde el punto de vista creativo. Sin embargo, sí utilizo las
diversas prestaciones que todo músico actual tiene a su alcance (editores
de partituras, secuenciadores, instrumentos virtuales, etc.).
MG: ¿Cree Ud. que existe una ruptura entre el pensamiento musical tradicional y
los aspectos más modernos de la música contemporánea?
SF: No. Porque en el fondo, incluso en las épocas más furiosas en las que se
quería esa ruptura, la plataforma de lanzamiento o la reflexión estaba
basada en el pensamiento musical tradicional (aunque más no sea para
rechazarlo). Hoy, que en buena medida todos los "ismos" y movimientos se
ven con otra óptica, creo que todas las músicas tienen algo que decirnos,
sean del pasado o del presente. Actualmente, por ejemplo, muchos grupos de
música popular (particularmente los que utilizan la manipulación
electrónica del sonido) hacen nuevas propuestas y mezclas que van bastante
más allá de lo que la propia música contemporánea "culta" se atreve a
hacer. Estamos viviendo un momento en el que se tiende más a la fusión que
a la ruptura. Y eso significa que todos estamos aprendiendo algo.
MG: ¿El músico debe estar al día en cuanto a los conocimientos de su época?
SF: Por supuesto. A veces no se puede: tenemos al alcance mucha información
pero no siempre tenemos el tiempo real para acceder a ella. Al igual que en
otras profesiones, las diferentes disciplinas musicales tienden a ser cada
vez más específicas y requieren un alto grado de especialización. Si te
refieres a los conocimientos propios de cada oficio, creo que es una
obligación desde el punto de vista profesional, porque es lo que te
encuentras cotidianamente en la práctica musical.
MG: ¿Qué autores reconoce como sus antecesores?
SF: Siento admiración por muchos compositores que no sólo abrieron nuevos
caminos, sino que hicieron una música que seguirá dejando su marca. En
estos momentos se me ocurren algunos nombres: Ives, Webern, Stravinsky,
Bartók, Crumb, Berio, Varése, Ligeti, Stockhausen, por citar a algunos.
Cada uno a su manera me impresionó y me impresiona lo suficiente como para
no olvidarme de ellos.
MG: ¿Qué autores del pasado son sus referentes, puede decirse que han sido ejemplos para Ud.?
SF: Algunos de los citados antes ya son "del pasado" relativamente reciente. De
los grandes maestros del pasado en sentido estricto, son un referente para
mí compositores como Bach, Beethoven, Debussy, por mencionar algunos.
Hicieron una música única, en resultado sonoro, poder comunicativo,
realización técnica. Vas a analizar o simplemente "hurgar" una y otra vez
alguna de sus obras, y encuentras a cada paso secretos de "alta cocina".
Son un permanente material de consulta y disfrute.
MG: ¿Quiénes son sus referentes del presente?
SF: Varios compositores: Ligeti, Lachenman, Crumb, Sciarrino, Xenakis; y te
sorprenderá que te diga que son un gran referente cotidiano mis propios
colegas. Mantengo una comunicación muy rica y activa con varios
compositores de diferentes sitios, sea de manera personal o a través de
internet. El tener afinidad en algunos aspectos me permite intercambiar y
compartir opiniones, puntos de vista, etc. en cualquier fase de la
creación. Los grandes compositores del presente son un referente innegable,
pero no hay como compartir un café (real o virtual) con otro compositor y
tener una conversación "de tú a tú" sobre diversos aspectos que nos
preocupan a la hora de escribir.
MG: ¿Con qué nivel de popularidad cuenta su trabajo en España y en el mundo en
general? ¿Hacia dónde cree Ud. que deben marchar los artistas para obtener
éxito?
SF: Hablar de popularidad en música contemporánea resulta algo difícil, sobre
todo si entendemos por "popularidad" lo que tiene eco a nivel masivo. Si
estamos hablando de este nivel, te debería responder que ninguno, al igual
que miles de compositores de todo el mundo. Sí puedo decirte que mi música
se conoce sobre todo en España, algunos países europeos, y por supuesto, en
Argentina (Rosario!), aunque se tocó en diversas partes del mundo.
En cuanto al éxito, lo más importante en un artista es poder realizar lo que siente y necesita hacer en las mejores condiciones que pueda, y a ser posible, vivir dignamente de ello. El poder hacer lo que uno necesita hacer es algo muy personal, y por lo tanto, también el sitio que reúna las condiciones puede ser cualquiera. En cuanto al segundo aspecto, los países que tienen una economía más estable ofrecen también más posibilidades de trabajo, y eventualmente, de encontrar las ayudas necesarias para difundir más ampliamente lo que uno hace.
MG: Acerca de su relación con la audiencia: ¿qué respuesta obtiene del público
normalmente en sus conciertos? ¿En donde encuentra a su público?
SF: Es una pregunta que debería responder el propio público, pero puedo decir
que la respuesta que recibo es en general buena. Dadas las características
de la música que hago, el público es el propio de los ciclos de música
actual o festivales muy concretos, pero no siempre el auditorio es de
"entendidos". Eso lo sabes muy bien tú cuando haces tus conciertos con el
Ensamble Rosario. Por mi parte me siento muy gratificado cuando alguien no
habituado a la música actual me hace un comentario personal de lo que
escuchó.
MG: ¿Qué pasa a su entender con la música contemporánea y el público? ¿Acercar
la música contemporánea a un público masivo es únicamente responsabilidad
de los directores?
SF: Lo que pasa con la música contemporánea y el público creo que es un
problema de mercado. Vivimos una época en la que se juega mucho dinero en
cualquier producción musical que pretenda llegar a mucha gente, y la lógica
comercial dicta no invertir en aquello que tenga algún riesgo de fracaso.
Sale más a cuenta y es más seguro apostar a lo que siempre tuvo éxito (con
las más variadas pátinas, y esto incluye no sólo a la música "culta") que
promocionar o impulsar algo demasiado novedoso. No cabe duda que la música
actual sigue teniendo muchas barreras con el gran público a causa de
ciertos elementos de su propio lenguaje, pero personalmente pienso que esas
barreras son cada vez más difusas. Hoy en día nuestros oidos están más
habituados a escuchar disonancias, superposiciones de planos sonoros,
efectos, etc., porque los escuchamos cotidianamente en el cine, la TV, en
nuestros automóviles! En los años de renovación del lenguaje es
comprensible que hubiera un rechazo a lo desconocido, pero actualmente
creo que hay un rechazo o indiferencia a lo conocido (de lo que no se es
totalmente consciente), he aquí la contradicción. La responsabilidad está
quizás en los circuitos de producción y distribución musical, cosa que no
se modificará si sigue dando beneficios. Pero en esto también tienen algo
que decir los intérpretes en general, no sólo los directores. Son ellos los
que tienen en sus manos hacer conocer al público un amplísimo repertorio de
excelente música actual de las más diversas tendencias. Porque más que
hablar de responsabilidades, lo que se debería decir es que los propios
intérpretes no siempre pueden tocar lo que desean porque dependen de los
programadores de conciertos. Por algun sitio hay que intentar romper el
círculo vicioso: por un lado, el intérprete convencido puede saltar muchas
barreras, y por el otro, desde el punto de vista de la financiación, el
estado o los organismos oficiales deberían tomar cartas en el asunto,
porque es su obligación. No podemos hablar de un problema de comunicación
con el público cuando hay canales directamente cerrados a esa comunicación.
MG: ¿Existen en España orquestas o grupos de cámara dedicados pura y
exclusivamente a la difusión de la música contemporánea? ¿Cuáles? ¿Son
privados? ¿Reciben algún apoyo oficial?
SF: En España hay muchos grupos dedicados a la música actual. La mayoría
necesita en mayor o menor medida del apoyo oficial, a través de
subvenciones u otros mecanismos que puedan asegurar una continuidad.
Algunos nombres son el Ensamble Diapasón, el Ensamble Barcelona Nova
Música, la Orquesta Enigma, Grupo Amores, Grupo Cosmos, LIM, etc.
MG: ¿Cómo es la enseñanza de composición en España?
SF: Hay mucho por hacer todavía, porque España arrastra un enorme déficit en
las enseñanzas musicales, producto del aislamiento generalizado provocado
por el franquismo, y cuyas consecuencias aún se están pagando, dado que el
país se tuvo que poner al día a pasos acelerados para acercarse al nivel
que tienen otros estados europeos. En los últimos años se ha incrementado
notablemente el interés en la formación musical, abriéndose diversos
centros de estudios, algunos, incorporados directa o indirectamente a las
universidades. Dejando de lado las escuelas municipales o conservatorios de
grado medio, las ensañanzas musicales superiores son muy específicas y
diversificadas. En el caso de la composición, la formación no se restringe
a las técnicas tradicionales, sino que se amplía al uso de la informática,
la investigación, o la especialización en un tipo de música, según unas
opciones escogidas por el propio alumno. Personalmente, encuentro en este
tipo de formación grandes ventajas en ir al grano según los intereses
personales que tenga cada uno, pero a la vez, encuentro a faltar la figura
del maestro de composición como guía o referencia. Esta figura puede ser
suplida por tutorías personalizadas u otros recursos educativos, e incluso,
la visita de grandes figuras de la composición internacional dictando
cursos, seminarios, etc., aunque dudo que la efectividad sea la misma.
MG: ¿Por qué tomó la decisión de emigrar a otro país?
SF: La decisión obedeció a ampliar mi formación como músico, y a una opción
personal frente a los diversos problemas que había en el país en aquellos
momentos. Por ambas razones necesitaba un cambio de rumbo en mi vida, y así
lo hice. Pero, a pesar de haberme ido hace ya casi 20 años, me sigo
considerando argentino, concretamente rosarino, y en algún rincón del alma,
siempre de Newell's.