Susana Pérez Tort: Adrián entrar a tu taller es acceder a un universo de mínimas cosas en
desuso, chatarra, que entre tus manos cobra un significado. Entrar a tu
taller es ver los planos sobre los que pintas y ver cantidades de pinturas,
concluidas, acumuladas. Viéndolas en su presencia material constituyen una
experiencia que no se puede comparar con la obra impresa en un papel o una
pantalla, porque tiene una presencia de "cosa" de artefacto, materialidad,
muy importante. Tus pinturas son cosa en sí, como si no estuviera tan lejos
el pintor Carnevale y el escultor Carnevale.
Hablemos primero de tu pintura.
Tu obra tiene una dimensión que por supuesto excede su materialidad, están
"construidas" (al menos esa es la sensación que tengo como espectadora, de
que están construidas no pintadas) con técnica de planos de pintura
superpuesta que aparecerán a nuestra vista por tu paciente trabajo de
lijado de superficies que va haciendo ostensible las veladuras de color que
previamente pintaste.
Pero esto no es solamente el producto de un oficio, de una técnica -
esmerada, laboriosa - están, como tu escultura, cargadas de un contenido
que nos invita a olvidarnos del oficio para penetrar el universo del
sentido.
Hablemos pues primero de la sintaxis (el oficio, la técnica, las formas, el
color, las texturas, la apariencia física) de tus pinturas y pasaremos
luego a charlar sobre lo que tus obras dicen, o al menos lo que yo leo en
ellas, y supongo leerán otros.
Trabajás con una técnica que no es la "tradicional" del óleo sobre lienzo.
El soporte es la plancha de madera prensada que te permite el laborioso
oficio de pintar capa sobre capa de color y luego lijar, "hallar" la imagen
debajo de las capas de pintura. Por otro lado, en el plano semántico (el de
los significados) veo a un artista preocupado por el destino del Hombre,
por la arqueología, por la antropología... ¿Se podría hacer un paralelo
entre tu técnica de pintar capa sobre capa y luego buscar la imagen
"debajo" de ellas y la labor del arqueólogo que encuentra bajo tierra los
secretos de la historia humana? Te lo pregunto porque al "leer" tus obras
veo que se reiteran las imágenes que remiten a excavaciones, a huecos
horadados en la tierra en los que hay gente, enterrada, hundida...
¿Cómo llegaste a esa solución plástica? ¿Es lícito ese paralelo entre el arqueólogo, el antropólogo y el plástico?
Adrián Carnevale: Primero quiero decirte que tus rodeos para poder enmarcar las preguntas
contienen tantas respuestas que me alivia el trabajo de las palabras,
pienso en un lector agradecido de tanta asociación e inteligencia.
Me encanta, quiero sumar a tus lecturas, me sirvo de tu palabra:
Arqueología. Creo que se puede, investigando en una imagen con el mismo
afán con que procede un científico, con método, con expectación, hacer el
aporte, ampliar, escarbar. La imagen contiene ese misterio, en el cual el
lenguaje trata de ahondar, de "comprender", produciendo artificios, otras
obras, trascripciones, traducciones, críticas... La obra quieta, en
silencio, sugiere, interpela, está, es. Existe aunque no haya nadie (como
esas pinturas rupestres durante miles de años sin miradas).
Tres instancias: yo productor, la obra (que se presenta), mi intelecto que
se pregunta.
Me conozco un poco más a través de la mirada.
Pregunto: ¿Nos podemos conocer más a través de esos objetos lanzados al
mundo por nuestras manos?
El arqueólogo que hay en cada uno prepara sus herramientas.
SPT: Mi mirada de Carnevale antropólogo no ha sido errada y que veo adherís a ella...
Sigamos con la dimensión sintáctica que es evidente que has explorado a lo
largo de muchos años de producción. Infiero que has encontrado en esas
formas algo que te complace y que te ha dado resultado para expresar lo que
pensás y sentís. Siempre en el campo de lo formal, veo en tus pinturas un
dominio casi excluyente del plano sobre cualquier otro elemento plástico.
No hay espacios tridimensionales, no hay perspectivas ni citas de que lo
que pasa en tus escenas esté sucediendo en un sitio o tiempo en particular.
No hay claroscuros, relieves, no hay día ni noche, no hay piso ni cielo.
Como tus antepasados americanos el plano domina la obra, plano sobre plano
(además de textura sobre textura). ¿Llegaste a esa solución plástica por
alguna referencia o herencia ideológica con la pintura de la América
prehispana? ¿Cómo llegas a alejarte del rigor figurativo y narrativo de la
tradición eurocentrista?
AC: Vamos por partes. Me gusta la palabra sintaxis para referirte al oficio, al
cómo está hecha la pintura. A veces pienso en un alfabeto propio, un
pequeño grupo de letras que fui encontrando, dibujo tras dibujo. Estos
signos, particulares, nunca arbitrarios, que me permiten luego el arduo
trabajo poético. Una comparación que me resulta necesaria, una afinidad
entre dos ramas del mismo árbol, poesía-imagen. Con el paso de los años, en
la obra, en mí, se amalgaman: las experiencias, las impresiones del mundo,
las lecturas posibles, van apareciendo, tomando cuerpo, haciéndose ver,
develando lo que podemos ver.
No hay perspectiva, no hay claroscuros, etc. Analogía entre las artes
visuales y la poesía, con poco más, con algunos elementos poder crear
muchas cosas. Síntesis. El destino Americano.
SPT: Es evidente que tu pintura da signos muy claros para ser leída, y veo en
ellas la huella de las culturas prehistóricas, también a la América
precolombina...
Volvamos a la palabra sintaxis, que te ha gustado. Otra característica
formal de tu pintura es la paleta, son tierras, el color de la pintura
rupestre, el de la pictografía, los colores de la Pacha Mama...
AC: Hablemos pues del color. Las primeras sensaciones, empezar por tratar de
controlarlo, saber que nunca lo lograré, desarrollar una técnica
experimental que me permita nunca encontrar "la formula" , ser sorprendido
siempre.
El intelecto burlado.
Permitir la participación de lo imprevisto, lo inconsciente, lo
desconocido, el color en toda su potencia, libre de mezclarse, los
pigmentos, las limaduras, los carburos, las arenas conformando la piedra.
El color de la piedra.
SPT: Entonces en materia de color te sentís un intuitivo, alguien que no busca
sino que encuentra... Pasemos al plano semántico (el del sentido), el que
seguramente justifica que hagas todo ese trabajo sobre la forma y la
materia, el sentido que nos permitirá recibir el mensaje de tu obra y nos
permite descubrir - con la alegría de develar un misterio - al hombre
detrás de su pintura.
Tu obra está dominada por una referencia al Hombre (en sentido genérico).
No hay rostros, no hay signos de individualidad alguna, no son retratos de
ningún tipo, sólo siluetas anónimas. El Hombre. Tus pequeñas figuras
humanas (se ven mínimas y perdidas en el universo que les creaste) me
remiten a las primeras representaciones del hombre en el Mesolítico, aquel
momento en el que se empieza a vivir en sociedad y también a domeñar la
naturaleza, aquel momento en que el hombre se dio el lujo de representarse
a sí mismo - me refiero a las pinturas rupestres del Levante Español, a las
pictografías de nuestra Quebrada de Humahuaca, a las pinturas del Cerro
Colorado - en fin a las de cualquier civilización que haya dejado huella de
ese período de cultura.
Tus "hombrecitos" ¿Son hombres y mujeres, son hombres (género masculino) o
solamente, humanos, más allá del género?
AC: Las imágenes aparecen, en la tarea del dibujo compulsivo se presentan, son
escuetas, repeticiones, son como símbolos que permiten reconocer una
especie. Con mínimas líneas, con mínimo ruido. Mínimas pretensiones, la
paradoja del arte.
Las figuras que representan a los humanos están haciendo cosas, lo que
hacemos todos, ejecutan acciones, siguen pautas.
En líneas generales, series, preocupaciones, temores, recurrencia.
Siempre las mismas preguntas, nunca las mismas respuestas.
SPT: Veo que en la gran mayoría de tus obras que el Hombre tiene los brazos en
alto, esté o no sosteniendo una carga. Esos brazos en alto me remiten a
quien lleva un peso pero lo hace erguido, orgulloso de la carga, pero
también a quien alza las manos impotente... ¿Sabés porqué tus figuras
tienen esa actitud, es un hallazgo plástico (por cierto muy bello) o lo
hacés conscientemente para expresarnos algo?
AC: Alguien observó lo corto de los brazos de mis figuras y yo en ese momento
registré ese detalle, los medí. Me di cuenta de la independencia que habían
logrado aquellos personajes, anónimos, asexuados, sin nacionalidad ni
vestimenta. Siempre los deje hacer, y ellos me mostraron cada vez más.
Se atacaron, se ahorcaron, se multiplicaron, se cerraron los caminos, se
suicidaron, se desplazaron, siempre siguen haciendo.
SPT: Como si ellos tuvieran vida propia...independiente del Carnevale creador...
Trabajás por series y tenés una a la que denominás "Cargas" en las que tus
hombres llevan- como dijimos, erguidos - enormes pesos sobre sus manos
extendidas sobre sus cabezas...¿Es acaso la condición humana la que estás
juzgando con esa actitud, ves al hombre cargando el enorme peso de la
existencia o de las ignominias sociales?
AC: Interpreto como vos y pienso en el mito de Sísifo, hay muy poco que
agregar.
En mi adolescencia sentí la carga, tan grande, tan absoluta, me produjo
miedo, luego pasaron los años y mis hombrecitos empezaron a ayudarme.
Los hombres a pesar de todo siempre amaron.
SPT: Es evidente que hay un Carnevale arqueólogo y un Carnevale filósofo...
Vayamos más allá. Cuando tus criaturas no llevan un peso parecen estar
escondidas en fosos, o enterradas en ellos, como si estuvieran condenadas,
dentro de los fosos están aisladas entre sí, como si te remitieras a un
hormiguero, con celdas en las que los sometidos a ese "castigo" (si lo es)
reciben otro más, el de no poder estar unos con los otros ¿Estás condenando
al género humano, o nos estás hablando de hombres refugiados bajo tierra
por un mundo que se ha extinguido, o que prefieren eludir?
AC: La cantidad de pobladores en mis cuadros se multiplicó, fueron ocupando
espacios, como en nuestras ciudades necesitaron agresión, organización,
represión.
Se comportan como hormigas, son un ejemplo de vida social.
SPT: Tus hombres están pues amenazados...veo otros que parecen atrapados,
también bajo la tierra y tratando de sostener con sus manos el enorme peso
que se cierne sobre ellos, como si estuvieran por ser comprimidos por un
techo, por una mole que apenas sostienen, flacos, enjutos, agobiados,
sobreviviendo apenas...
AC: Siempre miro nuestro mundo, trato de entenderlo, también observo a mis
criaturas, siempre me causa sorpresa comprobar que se pueda imaginar, crear
otros mundos a tan poca distancia del nuestro.
Mis hombrecitos mirándome pensaran igual.
SPT: Sos como un dramaturgo que deja a sus criaturas escribir el texto...
Otra serie de pinturas se denomina "Torres"...y toda torre nos remite por
un lado a lo sagrado (los zigurats, las pirámides, los campanarios), pero
también nos remite a los escalafones a los que vanamente trepamos de trepar
y alcanzar....y tus hombres no están en la cima, triunfantes, sino que
están agazapados, quebrados, soportándose unos a otros para conformar ellos
mismos esa torre... ¿Nos hablás entonces de la ambición humana? ¿O acaso de
la búsqueda de la superación?
AC: Mis obras ambicionan ser entendidas, transmitir un mensaje. Yo ambiciono,
crear, vivir de la pintura, ser feliz.
Las criaturas planas ambicionan ser tridimensionales, desplazar, aplastar
al vecino.
Ser humano es ambicionar.
SPT: Veo que yo le di a la palabra ambición un sesgo negativo y que vos le has
dado uno positivo...
Hay pinturas en las que aparecen hombres/hormigas, dando brincos o apenas
cabiendo en pequeños túneles que también parecen subterráneos...la hormiga
es laboriosa, silenciosa, construye, vive en un pulcra organización
social...cuando reducís la humanidad (o al menos eso leo yo en tu obra) a
la condición del hormiguero ¿Lo hacés con un sesgo auspicioso del
silencioso trabajo de los hombres, o los reducís a impotentes insectos que
dependen de una estructura que está más allá de sus conciencias?
AC: Me gusta la idea que remarcas de un intento de reducción de la humanidad,
reduciéndola puedo entenderla mas, reduciendo puedo dominar, reduciendo el
Jibaro se apodera del alma del muerto. La pretensión omnipotente del
creador.
SPT: Hay una obra en la que aparece una superficie central en la que se ve una
suerte de torre rematada por una figura circular...¿Es una cita del Inti
Huatana de los Incas?...y si ese es un sol, está conformado por un
hombre...vea a esa obra cargada de esperanza ¿Es legítima esa lectura, de
ese hombre/sol y piedra tallada como altar?
AC: Las lecturas y la preocupación por el mundo prehispánico es posterior a
casi toda la formación de mi alfabeto plástico.
El hombre solo es la sensación de soledad, de frustración silenciosa, la
exposición del estar solo ante la muerte.
Comienzo y fin.
SPT: Es evidente que hay un Carnevale filósofofo...En otra de tus pinturas se
entrevé un sentido "religioso" aquella en la que hay hombrecitos que están
impotentes cayendo, sucumbiendo...pero podemos ver detrás la insinuación de
que hay un plano que los sostiene y que no es una forma abstracta, sino una
figura humana, o un dios que parece contenerlos, aunque ellos lo ignoran...
¿He visto figuraciones donde no las hay, o tuviste la intención de que el
lector indujera justamente eso?
AC: No pienso en un lector, trato de no pensar. Los hombres tratan, se
empecinan en cosas, ser hombre es ser empecinado, la vida es empecinada.
La vida y la muerte ajustándose las cuentas.
Si hay un dios que los contiene ellos lo ignoran.
SPT: La religiosidad es pues una proyección mía, ajena a tu intención... En la
serie "Cargas" hay una pintura en la que un hombre sostiene una suerte de
objeto simbólico y tiene una actitud heroica ¿Es la imagen del héroe? ¿Les
permitís a tus hombres triunfar en alguna de batalla?
AC: A veces se permiten la ayuda, se vislumbra el amor, la solidaridad.
La difícil tarea de creer en el hombre a pesar del hombre.
Viendo las criaturas que salen de mis manos reconozco mi pesimismo por la
especie, en optimista rescato de algunas individualidades.
Solo algunos pocos han elevado lo que la mayoría ignora.
SPT: En la serie "Símbolos básicos" aparece la letra, el intertexto entre la
imagen y la letra escrita. Hay hombres que se yerguen sobre otros y veo
que unos han alcanzado un nuevo logro: la palabra. ¿Te referís a los
orígenes del verbo que nos hace diferentes a otros animales (no olvidemos
nuestra naturaleza animal) o acaso nos querés hablar de la escritura, aquel
otro gran triunfo del género humano?
AC: Esas letras aparecieron, se ubicaron en el plano con las figuras humanas,
acompañan a los hombres en sus peripecias.
Como bases desde donde poder edificar, cimientos con los que lo humano se
construye, las posibilidades de progreso, el camino de la historia.
Símbolos que simbolizan.
SPT: Lo primero fue el verbo dicen los textos Bíblicos...Hay obras en las que
hay una hilera de estos prototípicos hombres que con los brazos en alto se
paran firmemente sobre el suelo...y debajo de ese suelo, subterráneos
nuevamente, enterrados - ¿ humillados, denigrados, sometidos? - hay otros
que yacen bajo la tierra...¿Te referís al dominio del hombre por el hombre?
Y si es así ¿Tiene esa mirada un sesgo político ( las ignominias sociales)
o es esa una mirada existencial, juzgando que hay superiores iluminados e
inferiores en las sombras, como en el Mito de la Caverna de Platón? ¿En qué
sentido los has pintado, si es que esta pregunta tiene una respuesta?
AC: Todas las acciones humanas son de alguna manera política.
Somos seres políticos. En mis pinturas hay política, se hace política, se
lucha por el poder, se ejerce el poder, se domina, se mata, se sufre, se
sueña.
Los que están arriba aplastan y oprimen a los de abajo.
SPT: Has sido taxativo... En otras pinturas tus hombres forman un círculo, como
una rueda en la que uno es el centro y los demás sus rayos...¿Es ese hombre
algún elegido, el chamán, el iluminado?... Recuerdo una entrevista que le
hizo Carrizo a Borges en la Biblioteca Nacional en la que le preguntaba por
sus laberintos y lo interrogaba por el sentido del laberinto y si creía que
el Universo era un laberinto. La respuesta del poeta fue "Ojalá lo fuera,
porque entonces habría un orden, un sentido y un centro"...Te pregunto
¿Creés acaso que hay un centro, una organización, un sentido?... ¿Quienes
en tal caso son los que logran formar esa ronda, y quienes los que condenás
al precipicio?
AC: "En la ronda de los días iguales", una frase con la que titule una serie de
cuadros fue creada mucho tiempo después que las obras que mencionás.
Pienso que en el hombre siempre predomina el desorden, la improvisación, la
casualidad, vamos a los tumbos, un paso para adelante dos para atrás, uno
al costado. No hay orden, no hay centro, solo pretensiones.
SPT: Adherís pues al agnosticismo borgiano... Por cierto es la obra de tu
producción que me resulta menos legible y que me gustaría que me dieras una
mano para entenderla...
AC: Esa obra se llama "Frustraciones Silenciosas" los hombres se arremolinan,
en silencio, están dando vueltas alrededor de la nada, caen en la vacío.
La sensación de gente que pasa su vida sin darse cuenta que están vivos.
Una serie que ya no frecuento.
SPT: Es un ejercicio saludable... En el año 2001 pintaste una serie de obras en
las que has ahorcado a tu hombre... ¿Hay que ver en ello la búsqueda de un
sentido de justicia, es acaso pesadumbre existencial, como el ahorcado de
Rouault o "El Grito" de Munch?
AC: Forman parte de la serie hostilidades, una de las maneras como se atacan
los hombres.
La violencia en la imagen pretende conjurar, exorcizar, hacer patente.
El mensaje indudablemente toca el tema para poder aprender del pasado.
Tratar de no repetir errores.
SPT: Entonces hay una esperanza...y se vislumbra también en la serie
"Simultaneidades" en las que tus hombres confluyen en extender sus manos y
encontrarse...
AC: Siempre se tocan, están juntos en el viaje, la esperanza está en que
existen, todo es posible.
SPT: Torres y también centros a los que se confluye...parece haber dos ideas
centrales, la construcción de lo monumental y la construcción de un orden,
a pesar del agnosticismo... ¿Será tal vez lo que deseás alcance esta
civilización?
AC: Esta y otras civilizaciones nacieron, se desarrollaron y se fueron
transformando y dando lugar a otras, todo fluye y el hombre todavía
pervive.
La especie avanza en el tiempo a pesar de tanta muerte.
En la lucha cotidiana el hombre ama, cree, y empuja hacia delante esta
historia tan prometedora.
Las hormigas también.
SPT: Tu concepto del universo está muy cerca del tiempo cíclico de Mayas y de
Aztecas, es evidente que la referencia a América no es solamente
formal...Me gustaría finalmente decirte que entre los hombres que yacen
luchando por su vida bajo tierra, los que caen de los precipicios, los que
llevan pesos erguidos sobre sus largas piernas, los que hablan, los que se
contornean en los túneles, traen el sonido del tiempo, del pasado, del
hombre que equivocadamente o no ha venido construyendo esta malhadada
civilización desde hace 5000 años...y veo hay un hallazgo de tu arte: el
"plano semántico" se hermana en perfecta armonía con la sintaxis (lo
formal) están en perfecta armonía, como hay armonía y coherencia entre
Carnevale pintor y Carnevale escultor.
Tu escultura también nos remite a la Prehistoria, a la Edad de Hierro,
mientras que en tus pinturas nos mostrás el Mesolítico. Buscás, expurgás lo
que yace escondido tras las capas de pinturas y como decíamos al iniciar la
charla de trastienda el pintor/arqueólogo/filósofo son uno solo.
Antes de dejar tu taller unas preguntas al Carnevale escultor: con hierro,
con chatarra, con descartes construís también un mundo. Al pintar abordás
la pintura desde lo matérico, hermana a la tarea del escultor. Veo sin
embargo en tu escultura un mayor sesgo de optimismo: hacés obra con
despojos y lográs decirnos que con aquello que la sociedad descarta el
artista, el demiurgo, puede hacer arte. Como los Juanitos de Berni, , como
los collages de Schwitters o las cajas de Joseph Cornell con los sobrantes
construís y construís hombres o "huacos" objetos cargados de sacralidad.
¿Puedo colegir que Carnevale escultor nos muestra una vía de esperanza, que
tiene una mirada de sesgo positivo que no se muestra en la pintura?}}
AC: Soy optimista y tengo esperanza, siento que formo parte de esta aventura
que se llama hombre. Creo que todos los que hacemos cosas con las manos
tenemos gratificaciones en todos los sentidos. Me siento agradecido por
poder hacer todo lo que hago, que le sirva a los demás y que algunos les
gusten al punto de llevárselos a sus casas.
SPT: Veo una foto en la que aparecés mirando una escultura de tu autoría rodeado
de niños analizando cada mínimo detalle de las pequeñas cosas que
construyen tus esculturas... y ellos ven cómo el deshecho se hace obra. Es
enormemente constructivo ver a esos niños mirar arte, alejados de
pantallas. ¿Es el Homo Faver el que ha construido ese peso que cargan tus
hombres?... ¿Será acaso el peso de esa misma historia que ya no pueden
desandar?
AC: Amo los descartes, me encanta jugar con ellos. Los niños que viste
reconocían los objetos y les causaba mucha gracia.
Los escultores se han servido de los materiales que abundan en su lugar. Te
puedo decir que en la sociedad de consumo que se consume sin ton ni son
abundan los desechos que uso.
Hacer arte es sacralizar, me gusta la idea de que estoy sacralizando esos
despojos olvidados.
Una visita al taller de Adrián Carnevale es una experiencia artística, es
una experiencia humana, y como toda acción humana está teñida de filosofía,
y de política. Como todo buen artista Carnevale es un ser pensante, un ser
pensante que sin embargo es capaz de desnudarse de toda ideología en el
momento, incierto, fortuito, azaroso de hacer arte en las sombras de toda
creación.