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| Esfera. Francisca Blázquez. Dimensionalismo. | 
Francisca Blázquez es una creadora multidisciplinar y muldimensional 
que se preocupa, en primer lugar, del espacio, considerándolo como un todo, 
en el que el tiempo no importa. En el espacio las formas geométricas, las 
moléculas que forman parte del entramado pictórico, las formas que son 
materia, masa, densidad, susceptibles de ser transformadas por la energía. 
Sin espacio no hay geometría, porque lo imprescindible es el continente 
para que exista contenido. También sugiere la existencia del vacío, pero 
este se entiende dentro del complejo del espacio, dado que el vacío es la 
ausencia de aquel, pero, a la vez, lo interpreta, en el sentido de dotarle 
de instantes espirituales de meditación. La meditación, el ir más allá de 
la realidad física, hace que se abran otras dimensiones, que son las que 
Francisca Blázquez refleja en su pintura. Pero, a pesar de todo, estas se 
entienden dentro de unos parámetros conformados por el espacio. De ahí que 
el Dimensionalismo sea una constelación de estructuras formales que tienen 
su razón de ser en distintos parámetros diversos en los que cada espacio es 
infinito, hasta que un nuevo vacío permite el viaje hacia otras realidades 
dimensionales. De ahí que la creadora madrileña, con más de 35 individuales 
y más de 300 colectivas en una docena de países de tres continentes, crea 
una nueva forma de entender la geometría, que entronca con la geometría 
sagrada de las diferentes creencias espirituales y religiones, pero, 
también, posee constataciones científicas, conexiones con la física 
cuántica, con la teoría de la causa y efecto, además de interesarse por lo 
chamánico, los viajes cósmicos, las constelaciones de estrellas, la 
enormidad de las galaxias, el big bang inicial... Todo es dimensional, 
porque existe un juego de posibilidades, en el sentido de ser y preocuparse 
por el alcance más profundo de la propia existencia. Hay distintas 
dimensiones porque existe un universo espiritual, astral y emocional que 
acompaña al universo físico. De ahí que presente formas geométricas 
aparentemente frías, cohesionadas y contundentes, pero que, en realidad, 
son producto de sus desvelos por la dinámica compleja de la existencia en 
la que se pregunta constantemente por el origen y la formación de las 
cosas. Es una buscadora de esencias, una mediadora en el proceso de hallar 
energías que nos conducen a una intencionalidad perceptiva en la que vemos 
la conformación molecular, la elaboración de poliedros, formas hexagonales 
o triangulares que se suceden unas a otras. De hecho la propia existencia 
son múltiples y variadas formas geométricas sujetas a un extremado 
dinamismo. 
Siempre hay un principio de la transformación, pero jamás un fin porque las 
formas no tienen un final, sino que se transforman. Incluso la forma 
inicial tampoco es forma en sí misma considerada en plan hierático, sino 
que se supone que es producto de su propia idiosincrasia. Es decir que 
siempre ha existido el espacio, en ocasiones nutrido de formas elementales, 
en otras de construcciones elaboradísimas, pero siempre es por sí mismo 
auténtico espacio. 
Las estructuras son tales porque existe un principio que las reúne que es 
el espacio. No hay que considerar el espacio solamente como soporte, sino 
como entidad inteligente que es la suma de todo lo existente. 
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| Estrellas de amatistas. Francisca Blázquez. Dimensionalismo. | 
No se trata de un producto fruto de elucubraciones que posean un trasfondo 
claramente científico, sino complejo, dado que aglutina percepciones 
espirituales, reflejos de viajes astrales, pensamientos profundos, 
sentimientos, actualidad cotidiana, retazos de glamour, esencialismo 
lúdico, intencionalidad de romper esquemas, pero, a la vez, todo ello es 
producto de una firme convicción interior basada en la disciplina, en 
profundizar en la belleza, en las percepciones más clásicas de un entorno 
inmediato, interior y exterior, diáfano y lejano, en el sentido de volver a 
considerar la vida como un todo, alejándose de las especializaciones y de 
las disciplinas excesivamente puristas. Hoy hay un exceso de pretendido 
purismo, de posmodernismo inoperante que lo único que hace es aprovechar 
las fallas del sistema artístico para sustituir el dominio de la técnica y 
las concepciones filosóficas por pseudo literatura barata de salón que lo 
único que produce es un vacío de ideas. De ahí que la aportación del 
Dimensionalismo de Francisca Blázquez sea tan importante, porque resume en 
una obra de gran carisma, caracterizada por su explosividad cromática, por 
su dedicación a la idiosincrasia de lo singular, las peripecias de una 
actualidad agobiada en lo político, marcada por la Era de Acuario, fundada 
en una convulsión de convulsiones, generadas por la transformación 
planetaria, todo ello puesto al servicio de la evidencia de la fragilidad 
de la existencia. 
Todo es fundamental en el engranaje de la obra de la artista plástica 
castellana, en el sentido de que surge del cosmos personal, del interior de 
las galaxias de sus oraciones, pensamientos e ideas, actuando como canal de 
luz transmisor, adoptando los parámetros de un chamán moderno, de un 
sacerdote egipcio, de un budista convencido, quien, convierte los malos 
pensamientos en energía positiva, incluso los muy malos contienen 
enseñanzas que navegan en el mar de cristal dela experiencia. 
En líneas generales su producción tiene un sentido trascendente, desde el 
mundo angélico, pasando por los planetas, la idea de Dios, las percepciones 
de la luz, la luminosidad extraordinaria que surge con fuerza de cualquiera 
de las formas complejas que inventa, que expresa con sagacidad y frescura, 
nutriéndolas de entusiasmo, de vitalidad creadora, de fuerza centrípeta, de 
entereza emocional. 
Cuando una artista universal y culta es, además, inteligente y espiritual, 
su obra deja de ser lúdica, desinteresándose por la provocación, dado que 
lo importante de la misma es el concepto que la nutre y no la idea que 
provoca. 
Francisca Blázquez, autora del Dimensionalismo en 1998, es una gran 
artista, primero porque demuestra que se conoce muy bien a sí misma, a 
pesar de sus eternas preguntas; en segundo lugar porque expresa la cohesión 
de los diferentes mundos. Hay muchos mundos pero están en este. De ahí que 
no pretenda mostrar una utopía espiritual, ni nos hable de universos 
espirituales geométricos imposibles, sino que nos muestra el gran alcance 
que tiene la geometría cuando, libre de adjetivos refleja que, en primer 
lugar, forma parte inherente del espacio, de nuestro espacio, en el que 
está todo, porque el todo es el vacío y el vacío es la ausencia de todo. Y 
en el espacio y el vacío la espiritualidad como norte. Una espiritualidad 
coherente, firme, consciente, libre de prejuicios y de ataduras. 
