El maltés
Christopher Ebejer, escultor y escenógrafo, profundiza en la
capacidad imaginativa de sus temáticas a partir de los detalles, de la
puesta en escena de sus personajes escultóricos, a los que reviste del halo
de misterio necesario. No trabaja con series temáticas, sino empleando
sutiles pero convincentes obras escultóricas muy variadas, que pueden
oscilar desde el enigma del encapuchado, pasando por el personaje del
Fantasma de la ópera o evocadoras mujeres, que, a modo de símbolos,
encierran sus propuestas de belleza universal.
Como escultor es escenográfo, porque reviste sus
creaciones de todo el atrezzo necesario, sin dejar nada al azar, dirigiendo
a sus personajes dentro de planteamientos que tienen mucho de literarios.
Por otra parte, aunque emplea el detalle, no profundiza en el mismo, sino
que lo emplea hasta cierto punto, cuando, finalmente, ha obtenido el efecto
máximo deseado. Asimismo, en otro orden de cosas, su predisposición al
color se muestra con claridad, interviniendo en todos y cada uno de sus
personajes, dándoles el aspecto final necesario, en el sentido de
profundizar en su expresividad, en la estructuración de su capacidad de
evocar símbolos.
Christopher Ebejer exhibe su obra en Madrid, en la exposición de Casa do
Brasil junto a otros ocho miembros del Grupo 21 Plus creado en China
durante un simpósium internacional de escultura en el que también
participó. Los otros artistas que exponen en la capital de España son:
Basil Barrington (Jamaica-Estados Unidos), Francisca Blázquez (España),
Bharat Bushan (India-China), Alberto Cerritos (Canadá-El Salvador),
Pongpan Chantanamattha (Tailandia), J. Martín Rojas (México), Hugo Pistilli
(Paraguay) y Noboru Yurugi (Japón). Basil Barrington se recrea en los
personajes del mundo de la danza, empleándolos a nivel alegórico,
resaltando su pasión por la vitalidad. Francisca Blázquez muestra su
Dimensionalismo, caracterizado por su fogosidad cromática, su persistencia
en alcanzar la iluminación espiritual, exhibiendo formas avanzadas de gran
purismo y efectos espectaculares. Bharat Bushan se decanta por personajes
serenos, tranquilos, que representan escenas cotidianas, en las que
predomina la mujer, de grandes extremidades, pero sin deformación. Alberto
Cerritos combina lo cibernético con lo primitivo-totémico, fusionando dos
culturas de épocas distintas. Pongpan Chantanamattha se decanta por rostros
expresivos pero serenos, casi hieráticos pero, a la vez, dotados de un
movimiento compulsivo casi imperceptible. J. Martín Rojas es icónico,
matérico, simbolista, buscador de la esencia a partir de la masa matérica.
Hugo Pistilli indaga en los prolegómenos de la sensibilidad del gesto de
sus iconismos aplicados a personajes de renombre universal, confiriéndoles
una estética sugerente e intimista, mezclada con una cierta sensualidad que
les da un carácter singular a sus realizaciones. Por otra parte Noboru
Yurugi se instala en el mundo del vacío y del lleno, de la existencia y la
no existencia, para explicar el equilibrio.