Manuel Carrera, creador de un estilo rompedor de joyería, fundador de la prestigiosa firma
Carrera y Carrera, de la que ha sido hasta hace muy poco presidente de
honor, actual presidente de honor de la feria de Iberjoya de Madrid, hoy es
un gran escultor de prestigio que crea realizaciones emblemáticas en piedra
caliza y toda la gama de serpentinas y piedra dura, además de trabajar en
mármol de Calatorao. Expresionista geométrico con incursiones dentro de un
arte de concepto objetual, no rechaza las realizaciones formales de
expresividad elegante, adentrándose en las texturas de la piedra, buscando
sus recovecos, mostrándose respetuoso con los materiales. Cada uno de ellos
le induce a resaltar un tipo de tratamiento u otro. La materia es la masa,
que constituye la esencia, que equivale a la energía. Todo es ying y yang
en un mismo concepto, aunque diferentes planteamientos: la materia y su
masa, accionan con la velocidad de la luz al cuadrado convirtiéndose en
energía. La materia es concreta, la energía se puede ver pero,
generalmente, no se ve, porque implica idea de transformación y cambio. La
masa se desplaza combustionándose, convirtiéndose en energía. De ahí que la
creación escultórica de Carrera tenga un fondo abstracto predominante,
desde el que muestra la expresividad de los materiales, aunque también
presenta superficies pulidas de piedras calizas y piedras duras, que son
muy difíciles de trabajar con los procedimientos normales. En ocasiones
pule la superficie y resalta la expresividad del interior de los
materiales. En otras pule el interior y deja el exterior con toda su
expresividad evidente. Mientras que, en determinadas piezas se adentra en
la tensión, buscando la confrontación espacial entre la dureza del
material, su aparente fragilidad y su tensionamiento en el espacio, huyendo
de cualesquiera afianzamientos en el suelo. Su concepto de viaje está
contemplado en obras como Nautilius, o su grandilocuencia objetual en sus
vasijas y copas de tamaño desproporcionado. Buscador interior, navega en
los procelosos momentos del alma, acrecentando su ansiedad por contactar
con la realidad del símbolo contenido en la propia forma de la escultura.
Emplea objetos, como llaves, para determinar contrastes y acrecentar la
importancia de las alegorías simbólicas. Elegante, ama la belleza de las
cosas bien hechas. Buscador constante, es un perfeccionista, que evoluciona
de un planteamiento emblemático a un posicionamiento de buen gusto en el
que la dureza del material se convierte en elegancia sutil casi
evanescente. Ante todo predomina la idea de movimiento, apoyándose en el
cinetismo como expresión de su posicionamiento escultórico.
Posee joyería, joya escultura y escultura en museos y colecciones
particulares de los cinco continentes, destacando las obras que se
encuentran en el Museo del Kremlin. Tiene piezas en importantes colecciones
particulares de Japón, Alemania, Sudáfrica, Canadá, Estados Unidos,
Australia, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Italia, Portugal, Suiza,
Bélgica, Dinamarca, Noruega, Suecia, Islandia, Finlandia, Arabia Saudí,
Kuwait, Túnez, Marruecos, Rusia, Austria, Chile, Argentina, Venezuela,
Panamá, Uruguay, Paraguay, Perú y España, entre otros países.