Color, intensidad cromática máxima, que se alimenta de lo efervescente, que
se nutre de la paradoja que significa el color en sí mismo y sus distintos
significados en sus diferentes concepciones. Cada color posee significados
propios, que varían si se les combina con otros colores. Trabaja gamas,
diferenciando cromatismos, buscando alargar la intensidad o bien sintetizar
la fuerza de lo concreto contenida en lo evidente de su superficie.
No tiene necesidad de establecer diversos significados por sí mismos, sino
que es el propio empleo y utilización del color quien permite variaciones,
diferentes planteamientos que se complementan entre sí, según sus
aplicaciones, siguiendo fortalezas insinuantes, en el aspecto de
interesarse por la sutilidad de la densidad que define el alcance del
color.
Su obra pictórica posee un planteamiento escultórico, dado que busca el
relieve, a través de la forma, de la configuración de estructuras, que se
elevan en el aire, casi como un soplo de brisa fresca, conformando
discursos que son transgresores, determinando diferentes esencias
materiales, una notable diversidad de planteamientos, en los que lo
importante es mostrar la capacidad de síntesis, la locura de lo sabio
contenido en lo bello, expresivo, fugaz, del momento.
Huye de la locura, para ello determina la armonía, aspira a lo emblemático
contenido en la forma, en el equilibrio de estructuras, siempre procurando
que exista una coherencia, que no permita lo escabroso, sino lo sugerente
ensimismado en la insinuación del modo plástico geométrico, pero, sin
buscar frialdad, huyendo de lo contrastado, pretendiendo hallar la fuerza
de la intensidad contenida en la coherencia.
A menudo presenta la geometría rebosante, grandilocuente, contrastada, con
colores intensos, espectaculares, en planteamientos fríos y distantes, para
resaltar ideas de alejamiento y a la vez de proximidad, de ahí que los
polos opuestos se atraigan. Pero la obra de Elena Jordán pretende recuperar
la castidad del discurso austero, de los colores profundos, nutridos de
tonos emblemáticos, serios, fuertes, surgidos de la nebulosa de la historia
de la noche. De ahí que sus geometrías sean un canto a la paz, a la
modernidad y también a lo sugerente dentro de lo sintético. Busca la
síntesis para hallar la concreción, en estructuras simples, pero, a la vez,
dotadas de una gran fuerza contenida en el color, impidiendo que se
desvanezca la potencia desarrollada a partir de la conjunción simple de
formas. Pero es el color el árbitro que juega a fondo el partido, que
determina los alcances de sus propuestas, dado que es más importante la
intensidad de los tonos que las formas propiamente dichas. Dado que el
color es el que gradúa los estados de ánimo que comunica, mientras que la
forma es el producto resultante del empleo cromático, que acompaña al
color, permitiéndole ser el protagonista.
La forma es el vehículo, soporte, composición... mientras que el color
averigua donde vamos y a quien nos dirigimos y como lo hacemos.
También la materia es fundamental, especialmente por su utilización de
materiales de alta densidad, que no son compactos, sino sugerentes, con la
sensualidad medida, para alcanzar con determinada justificación la fuerza
que pretende exteriorizar a partir de la meditación cromática, de la
vibración del color contenida, casi a regañadientes, en la propia
limitación de la forma del material empleado.