El
Dimensionalismo de
Francisca Blázquez se presenta en
la Alianza Francesa de Cusco, Perú, del 2 al 15 de junio de 2006. En esta exposición la creadora
multidisciplinar castellana combina la serie dedicada al Dimensionalismo
con la Serie Forma y Color, que es anterior, pudiéndose constatar una
dinámica plástica evidente, dado que pasa de un concepto geométrico plano,
aunque vivo, expresivo y sensual, con formas aerodinámicas a otro
tridimensional, constituido por objetos, ingenios voladores, cilindros de
luz, haces lumínicos, combinaciones de formas geométricas complejas con
otras más simples pero de estudiada elaboración. En esta última serie es
donde la autora madrileña realiza un notable esfuerzo de interiorización,
adentrándose en los parámetros de la magnitud del cosmos, del espacio
profundo, de la espacialidad inabarcable, casi imperceptible por su
grandiosidad. Desgrana, a través de obras elaboradas en acrílico sobre
tela, formas geométricas multipoliédricas, absolutamente singulares, en el
sentido de ir más allá de las limitaciones, buscando nuevos conceptos
aplicados a los tradicionales del espacio-tiempo, entrando de lleno en las
posibilidades combinatorias de la física cuántica, de la revelación
automática procedente de otras galaxias y estadios dimensionales. Se trata
de viajes exploratorios, hacia el interior de uno, que alegóricamente,
somos macro y micro cosmos a la vez. Constituimos el ying y el yang del
equilibrio, dado que tanto hombre y mujer, tenemos diferente forma de
canalizar y expulsar energía y de ahí nuestra atracción. Siempre, hay un
par de opuestos, un posicionamiento dual, contratado, distinto, alegórico,
que se estructura en base al misterio de la energía. Y esto es lo que capta
en su obra pictórica la autora de más de 5.000 obras de pintura, escultura,
instalaciones, video-danza, fotografía, net.art, animaciones artísticas,
etc. Se trata de indagar en los prolegómenos de lo misterioso, en el
sentido de descubrir espacios donde la energía es micro-energía, es
claramente materia pero, a la vez, es evanescencia pura. ¿Dónde empieza y
dónde acaba realmente la verdad del circuito de energía? ¿Dónde se halla la
explicación sutil de la verdad de la vida sino en uno mismo? De ahí que sus
espacios y universos, sean partes de su propio yo interior, que, cuando
medita, de forma voluntaria o involuntaria, navega hacia otras dimensiones,
buscando su propia idiosincrasia que no es otra cosa que la luz propia.
Su alma es inmortal, viaja a la velocidad de la luz o más allá de la misma.
Ella lo sabe, pero, a la vez, posee la suficiente discreción como para
mostrarse humilde ante el cosmos, pero, en realidad, no se trata de forzar
una actitud ante el mismo, sino de hallar una explicación sutil, contenida
en lo paradigmático del laberinto de la vida. Sus cosmologías, sus
planteamientos sutiles, evidentes, salen de su propio encierro,
desplazándose más allá de los límites, avanzando hacia nuevos
considerandos.
No hay esencialidad sino existe la verdad de la materia en un planeta
binario, marcado por la manera con que se comunica la energía. Incluso el
cosmos, el universo por extensión, el conocido, o el desconocido, se supone
que funciona de la misma forma, aunque, en determinadas obras Francisca
deja entrever que no es así. Porque cuando presenta sus planetas de luz, en
ellos no existe la maldad, solo la bondad, la fuerza de la luz y el
misticismo, porque no se necesita matar para creer, sino que las creencias
son per sé y por sí mismas. Este es uno de los principales axiomas de
Francisca Blázquez, el hecho de plasmar planetas lumínicos, formados por
bondad, porque no tiene porque progresar lo maligno en un contexto etéreo.
Autora de más de 35 exposiciones individuales, con alrededor de 400
exposiciones colectivas, en una docena de países Francisca Blázquez indaga
en los prolegómenos de la luminiscencia a partir de su Dimensionalismo para
encontrarse a sí misma.