En marzo de 2001, las periodistas Silvina Dezorzi, Carina Bazzoni 
e Isolda Baraldi publicaron en el diario La Capital de Rosario una serie de notas 
centradas en el dato de que el 92 % del presupuesto de la 
Secretaría de Cultura de la Nación tiene por destino la ciudad capital argentina, 
territorio que comprende el 8 % de la población del país.
http://www.lacapital.com.ar/2001/03/25/articulo_0.html
 
http://www.lacapital.com.ar/2001/03/29/articulo_8.html 
Simétrica e inversamente, el resto del país (con el 92 % de la población) recibe el 8 % 
del presupuesto de esa repartición nacional. "Absolutamente alevoso", dijo 
el propio Secretario de Cultura de la Nación de aquel entonces, Darío Lopérfido, 
cuando fue interpelado al respecto por las mismas periodistas 
rosarinas en septiembre de aquel mismo año, y no hay noticias de que la 
gigantesca inequidad haya sido revertida desde entonces a la fecha. La 
injusticia radica en que los fondos, que son nacionales y recaudados en 
todo el territorio del país, son asignados a la ciudad de Buenos Aires en 
una proporción que es 132 veces mayor a la que le correspondería si es que 
este país se considera federal. La concentración de recursos en la ciudad 
capital es por lo tanto cada vez más desproporcionada e injusta.
Por cierto que esta inequidad se reproduce, por ejemplo, en el área 
específica de lo audiovisual. Este realizador que aquí escribe, sin ir más 
lejos, tiene hoy por hoy que editar su filme más personal a 300 km de su 
lugar de residencia, en la gran capital de los argentinos, como un tributo 
a esa concentración de recursos.
Uno imagina que este tema debiera ser objeto de un debate nacional, pero a 
la vez imagina que instalar este tema en los medios nacionales -como se han 
instalado en su momento el tema de la cuota de pantalla o el de la 
obligatoriedad de incluir una toma de la bandera nacional- ha de ser una 
tarea más bien improbable, puesto que los medios "nacionales" se encuentran 
radicados en la propia capital y participan de los intereses porque la 
situación se mantenga. 
A nosotros, artistas y realizadores del "interior", no debe 
naturalizársenos la injusta situación y no deberá pasársenos que todo 
beneficio que consigamos de parte del poder central no será sino - y en el 
mejor de los casos - un pequeño avance en el sentido de compensar aquella 
inequidad, y en la generalidad de las veces, migajas de circunstancia del 
poder para que la cosa siga como está.
