Captador de espacios, de zonas en las que las líneas abstractas gestuales
de sus paisajes de la tierra se exhiben con fuerza.
Expresionismo de las formas, no por su desestructuración o exageración de
la realidad, sino por la contundencia con que aborda su alegoría formal
contenida en su evidencia.
Indagador de soledades, de instantes precisos en los que no existe la
comunicación sino el recogimiento y la meditación.
Su obra pictórica es el resultado de estos instantes de soledad, que no
significa estar sin hacer nada, sino de concentrarse en lo que ve.
Es un observador, que crea con los ojos, que transforma y transfigura lo
externo en calidades internas de instantes que se suceden unos a otros, en
armonía, permitiéndose una aproximación a la propia realidad externa.
Su obra siendo externa, basada en la tierra, posee una carga de gran
profundidad, porque es generadora de espacios, de zonas emblemáticas, que
poseen calidad propia 'per sé'. Espacios donde la dialéctica formal de la
sensualidad sutil contenida en la geometría de la tierra se expresa con
naturalidad.
Lo estructurado geométrico no se ve, pero se intuye. Mientras que la
sensualidad del color se palpa, la exhuberancia de líneas, con predominio
de las curvas, se torna evidente por momentos. El resultado final es una
pintura expresionista, gestual, no radical, dado que se extasía en lo
sensual, en el gesto, sin menoscabo de un análisis serio de una realidad
que nos conduce hacia estadios de sutil trascendencia, pero claramente
austeros.