Augusto Schiavoni (Rosario, 1893-1942)
Retrospectiva en el Museo Castagnino de Rosario.
noviembre-diciembre 2005.
Cien Schiavonis juntos
Augusto Schiavoni no es raro, es encendido.
Schiavoni tiene algo de mariposa lunar.
Sus imágenes brotaron en Rosario, Florencia y Saladillo desde 1914 hasta 1934.
Veinte años de magia.
Toda la planta alta del Museo Castagnino de Rosario atesorando un mes
de pintura luminosa y encuadre particular.
Él
detiene
los modelos solos, sordos, mudos.
Los fija en el tiempo y en un plano de lenta lectura y efecto inmediato.
Agil fija la estela de su forma.
Como en el grado cero de la pintura y la fotografía,
la línea de contorno, imprima el ser en la silueta coloreada.
Schiavoni insiste en figura-fondo, encuadre dudoso, colores planos, preciso.
Sereno y nervioso, a veces grave o juguetón. Con correcciones mínimas.
El cuadro se compone dividiendo un rectángulo primordial en zonas de valores netos.
Las líneas de contorno inician una sinfonía envolvente. Embriagadora.
Ablandar el cuadrado hasta que sea inmutable. Movimientos leves, aireados.
Temperaturas frescas, acidas, dulces, audaces, vivaces.
Arbitrariamente ciertas obscuridades, muchos grises.
Austeridad.
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Augusto Schiavoni en Florencia, circa 1914 |
En 1914 Schiavoni es un joven bello con corbata y una margarita en el ojal.
Junto a Musto, estudia tres años en Florencia. Viven a metros del duomo, del campanille de Giotto y de los pájaros de Ucello. A metros de Masaccio.
Se enamora de la armonía atemporal tensa y del fresco.
Acariciando lo áspero. Desmañadas, sus terminaciones mates y empastadas retratan anatómicamente los rostros pastosos del principio, maquillados lisos en el medio, maquillados deficientemente y luego casi rasposos, secos al final. El tono de piel.
Y la mirada siempre fija en el espectador, o perdida en el plano, suelen ser dos bolitas oscuras, casi agujeros, con mayor o menor azul, gris o celeste, pero casi siempre mirada café.
"
Il disegno es cosa mentale". Un rompecabezas casi áureo, así incompleto.
A su maestro le gustaba Cézanne. La pura estructura, la recta gruesa y también los arabescos de Matisse. (El maestro italiano Giovanni Costetti -1874 -1949, fue pintor y escritor, también el introductor del fauvismo en la toscana). El sentimiento de la paleta, (sentimento della tavolozza), los "dibujos al ocio"...Los temas de Van Gogh. La forma puro color, fuego ascendente. El misterio arduo de Munch y Gauguin.
Para el que nunca vió un Schiavoni, tiene algo de Cúnsolo y de Diomede,
algo del pulso torpe y embriagador de Figari,
y el orden implacable de Morandi.
El rebatimiento oriental,
el silencio
el vacío
metafísico
redundante.
Pagano lo definió como un raro, un único en su especie.
Pettoruti en su autobiografía lo describe "como un hombre de ligero erotismo sexual, más aficionado a la juerga y al libertinaje que a su formación como artista" y luego en el 30 lo presentará como un personaje morbosamente ensimismado y atormentado al que no duda en asociar a Van Gogh.
Renzi, lo define como un transgresor, un vanguardista, un libre. Los médicos como un inimputable.
(Es de mencionar que el grupo de vanguardia del 66 y Renzi en particular, defienden al olvidado Schiavoni como un primer transgresor, (devoción en la que lo inicia Gustavo Cochet) su genio y figura será cabeza de lanza de la vanguardia rosarina.)
De a ratos, gustaba ser un clásico moderno, un salvaje primitivo, un hosco, un abogado oriental, un retrógrado, un loco, un chico testarudo, un humorista, un poeta de la forma, un exquisito.
Contestatario de perlas
un cultivador del silencio.