Pere Parramón, indaga en un laberinto temático que se nutre de imágenes fantásticas, en
las que el amor y la armonía predominan, despidiendo un fuerte sentimiento
de belleza.
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Pere Parramón. La cometa. |
Tanto sus paisajes, como sus personajes y elementos forman parte de la
dinámica plástica de lo perfecto, buscando la expresión interna e intensa
de la belleza como evidencia.
No concibe la creación como expresión sino la fuerza plástica entendida
como canal de transmisión de lo metaonírico. De ahí que el resultado final
de su apuesta sea bello, armonioso, en línea con la búsqueda de la paz
interior y exterior.
Expone quince obras de formato cuadrado, de unas dimensiones de 100x100
cm., realizadas en óleo sobre tela, aunque, también, emplea el acrílico y
otras técnicas.
Se trata de pinturas elaboradas, basadas en el dibujo, en el cuidado de la
perspectiva, en el encuadre y en la facilidad de componer diferentes
visiones de una temática variada surgida del subconsciente que, sin
embargo, está relacionada.
Es su primera exposición individual en la capital de España, aunque,
anteriormente, ya ha expuesto en colectivas como la I Exposición
Internacional Dolmen de Dalí, participaciones en FAIM, entre otras ferias.
Pere Parramón ha escogido la sala del Palacio de Congresos de Madrid,
ubicado en Paseo de la Castellana, 99, frente al estadio del Real Madrid,
en plena zona financiera de la capital, en la Sala Joan Miró, porque se
considera un artista puente entre Catalunya y Madrid.
Siempre ha comentado cuando ha surgido la oportunidad que no deberían de
existir diferencias entre Catalunya y Madrid, dos zonas punteras de nuestro
Estado. De esta manera ha coronado su empeño con esta individual en la que
expresa el mundo onírico, el del subconsciente, también algunos fragmentos
de expresiones y temáticas metaoníricas.
Exhibe la potencia de la composición, de colores intensos y variados,
buscando el contraste, pero, permitiendo, apuntalar el planteamiento global
y esencial.
Se trata de armonizar la fuerza de lo real con la determinación de lo
sugerido, para obtener una nueva idea, progresista, evidente, constatable,
a partir de la que construye su mundo surreal.
No hay violencia, tampoco tensión, aunque sí elaboración y cálculo. Hay,
sobre todo, precisiones, porque su obra pictórica se caracteriza por su
profundidad. Una profundidad que no solo es técnica sino de concepto, dado
que los temas que escoge son elaborados, surgen del más allá, se
interrelacionan con el medio externo y con nuestro yo interior. El
resultado es una obra trabajada, con el dibujo como protagonista central,
indagando en la fabulación de la expresividad alegórica, de ahí que emplee
elipsis y metáforas a través del conjunto de seres y elementos,
combinándonos de tal manera que les da un nuevo sentido.