Gerard Valls, situación de la realidad, actitud máquina. Somos
partes de un engranaje, de la sociedad de consumo en la que se dan
importancia a los elementos, objetos y utensilios, a veces, en detrimento
de las personas.
Somos máquinas consumistas, que devoramos con fruición todo lo que
producimos, sea comestible, ponible o portable.
Gerard Valls realiza una reflexión, con el humor fino que le caracteriza,
en torno al exceso de consumo, a la actitud maquinal de los seres que
conformamos la actual sociedad con respecto al consumo.
Elementos, objetos, personajes máquina, elementos figurativos estructurados
en base a líneas que se asemejan a organigramas de una maquinaria obsoleta
o moderna, que se mueven por intereses.
La creación del joyero y pintor catalán se funda en el análisis de una
realidad que profundiza en la actitud crítica, en la voluntad de
transfiguración de la acción, en determinados cometidos, enlazando con la
intención de alcanzar una mejor calidad de vida.
Estructuras y geometrías, seres encadenados, voluntad de disfrute, sexo,
sensualidad, amor, elevándose por la plasticidad de lo sensual.
Su obra va del desnudo y lo sexual, a la ironía alegórica, pasando por la
alusión a los seres humanos máquina. Objetos y utensilios que forman parte,
que se convierten en extensiones de los propios portadores.
Su obra está basada en colores intensos, rojo, plata, oro y los de los
extremos, negro y blanco, contrastados, buscando interactuar, pero,
también, partiendo de la posición de la diferencia, ahondando en el bagaje
espiritual y sensorial de quienes son capaces de saber con exactitud de
dónde venimos y a dónde vamos.
La temática de Gerard enlaza con el a dónde vamos, dentro de una sociedad
materialista, en la que lo que importa es lo que se tiene, no lo que se es.