De la mirada del movimiento en el interior de la forma, buscando la
determinación de la percepción en la alegoría de la línea.
Formas dentro de otras formas, cinetismo alegórico lineal, geometría,
análisis de la situación, emplazamiento del cambio, transmutación de la
idea generadora de nuevos mundos y visiones emblemáticas o no.
Visiones que se tornan cual esencias, que son partes de un todo material,
que luego se diversifica buscando recovecos, emblemas, lugares que son
partes de un conjunto de evidencias en las que todo se pregunta y responde
de manera constante.
Preguntas y respuestas que son integrantes de un sistema que se suele
reinventar de nuevo, casi con solicita visión de un amanecer más profundo.
Un amanecer sutil que se halla en el engranaje del movimiento, en la
comprensión de que todo lo que existe transmuta y cambia, se diversifica
para ir más allá de la propia visualización de la fenomenología.
Fenomenología del instante, momento a momento, entre la línea y la
explicación de la catarsis de la existencia.
Estamos condenados a entendernos, a partir de lo dual, de la evidencia de
lo complejo en lo simple.
La formalidad geométrica de Sabela es puro movimiento, líneas rectas,
formas curvas, circunferencias, soportes formales distintos, que son parte
de un todo que se asemeja a un planteamiento sutil y sugerente.
Lo sutil es sugerente, porque en la existencia se sugiere para luego
elegir. En ocasiones no te permiten elegir, pero, en el caso de su creación
pictórica, Sabela plantea diferentes líneas, ofertando soluciones
distintas, pero, dentro de una evidencia formal.
Sin movimiento, en el acontecer de la estructura, en la intensidad del
contraste cromático, en la fenomenología de forma, color, espacio,
convergencia y evidencia está claro que todo lo que existe es, y lo que no
es, también es porque nada es ajeno al todo.
Es la ley del principio y el fin, del positivo y negativo, del arriba y
abajo, observadora del movimiento de la energía, plasma la forma para
alcanzar a comprender el fondo.