¿Qué hay de cierto en ésto que circula por los corredores, que el público
de hoy en día está en contra de las nuevas manifestaciones musicales y en
contra de lo que genéricamente se conoce como "música contemporánea"?
(refiriéndose a todos aquellos productos sonoros que no continúan con la
tradición a la que se está habitualmente acostumbrado a escuchar).
¿Hasta dónde es un mito, una falacia, y hasta dónde es verdad?
O mejor, ¿música contemporánea es sinónimo de ruido para el público
corriente?
Como es de suponer, nunca las generalizaciones son acertadas, y casi
siempre las aseveraciones taxativas llevan a confusiones,
malintepretaciones y equivocaciones, cuando de hecho la realidad es muy
diversa y concretamente -en materia de público- hay gente para todos los
gustos.
Pero vayamos por parte, y ante todo intentemos definir qué es esto que se engloba bajo el título de "música de vanguardia".
Música contemporánea implica toda la música que se produce hoy en día,
ahora mismo, mientras está Ud. leyendo este artículo.
El Arte no es otra cosa que una manifestación de la vida misma que se
plasma en música, en palabras, en formas, en colores, y por tal, el arte
musical de hoy estará representado por todo aquello que refleje la
problemática actual que se vive, la realidad social y política que se
padece.
Claro, ya sea dentro de los mal categorizados rubros de "popular" o
"culto", esta producción actual debe ser abordada con seriedad y con el
respeto que se merece por el simple hecho de ser arte.
No confundamos "vanguardia" o "experimentación" con chantada: en estos
tiempos que se viven en donde Todo está permitido, el "todo vale" tiene sus
pro y sus contra.
Lógicamente, los creadores musicales del presente tienen la necesidad real
de querer difundir sus producciones sonoras en vida de ellos mismos; no
esperar a que mueran para que cien años después se los redescubran (con
suerte) y entonces un siglo después la sociedad lamente el haberlos
ignorado en su momento.
Para evitar ésto, ¡más vale prevenir que curar! ¡Qué mejor que poder
homenajearlos en vida, tocando Hoy su música, dando a conocer Hoy su
trabajo, que no es otra cosa que el reflejo de la vida misma, de nuestro
presente!
La historia de la música nos muestra que las obras que hoy son tan
aceptadas por todos, en su momento -esto es, cuando fueron creadas-,
también fueron "repudiadas" o "rechazadas", tildadas de "raras",
"contemporáneas" y "disonantes". Hay muchos ejemplos de obras que en su
momento fueron abucheadas: Beethoven con su 3º sinfonía, Stravinsky con
"La consagración de la Primavera" y tantos otros más, hasta el mismo
Piazzolla, con su nueva manera de concebir el tango, que sin embargo hoy
está en boca de todos y nos parece tan familiar...
Hablar de popularidad en música contemporánea resulta algo difícil, sobre
todo si entendemos por "popularidad" lo que tiene eco a nivel masivo.
A mi criterio, estamos viviendo un momento en el que se tiende más a la
fusión que a la ruptura, y por tal no existe un quiebre entre el
pensamiento musical tradicional y los aspectos más modernos de la música
contemporánea.
Por ejemplo, vemos emerger muchos grupos de música "popular" que utilizan
particularmente la manipulación electrónica del sonido: estas agrupaciones
presentan nuevas propuestas que van mucho más allá a veces de lo que la
propia música contemporánea "culta" se atreve a hacer.
Este concepto de "música contemporánea versus público" se debe más bien a
un problema de mercado, ya que se apuesta mucho dinero en cualquier
producción musical que pretenda llegar a mucha gente, y la lógica comercial
dicta no invertir en aquello que tenga algún riesgo de fracaso.
No cabe duda que la música actual puede tener algunas barreras con el gran
público a causa de ciertos elementos de su propio lenguaje, pero pienso que
esas barreras son cada vez más difusas, ya que hoy en día nuestros oídos
están más habituados a escuchar disonancias y diferentes superposiciones de
planos sonoros porque los percibimos a diario en las calles, en los coches,
dentro de las casas, en los embotellamientos, en las manifestaciones, en el
cine...
La responsabilidad está quizás en los circuitos de producción y
distribución musical -cosa que no se modificará si sigue dando beneficios-,
y paradójicamente, la gente en general está ávida de acercarse a percibir
nuevas tendencias, porque hay un gran deseo de aprender y conocer.
Siempre en referencia al terreno artístico, me enorgullece resaltar en
Rosario la variedad y diversidad de actividades culturales, hecho casi
diría representativo de esta ciudad y que es causante en los visitantes de
admiración y perplejidad.
En lo musical, por ejemplo, resulta asombrosa la cantidad y calidad de
espectáculos musicales de toda y variada índole.
El público rosarino por su parte aprovecha esta riquísima paleta de
posibilidades que tiene ante sí y lo traduce de la mejor manera que existe
al apoyar el arte musical: premiándolo y estimulándolo con su presencia,
cosa que para el artista es el mejor pago.
El acercamiento de la audiencia a estas nuevas tenencias es lento y
requiere un tiempo de adaptación, claro, pero este proceso se está dando en
forma natural y firme.
Más que "Público versus Música de Vanguardia" debo decir que la
responsabilidad no está en la gente sino en las entidades culturales que
tienen en sus manos la posibilidad de programar tanto obras pertenecientes
al pasado como al presente, y que optan por lo primero por considerarlo
sinónimo de "éxito seguro"..., aunque debo decirles, Señores, que hay un
dicho popular que dice que "A Seguro se lo llevaron preso".