"
El abrazo partido" es la genial tarea que le permitió al director
Daniel Burman dos premios, más que merecidos, en el
Festival de Berlín 2004. El
uruguayo
Daniel Hendler, en la piel del protagonista, fue galardonado con
el premio "
Oso de Plata", mientras que el film en su totalidad, se adjudicó
el premio especial del jurado.
La película de Burman, es el resultado de
una co-producción argentina, francesa, italiana y española, y su
procedencia resuena en los distintos personajes que buscan ganarse la vida
en tierras argentinas, mercantilizando parte de sus singularidades
culturales. El mercado juega en el guión el lugar de igualación de las
diferencias etiquetando con precios la ausencia de valores. Las imágenes se
lucen con creces en el manejo de la cámara, los cortes, los planos; todo el
lenguaje cinematográfico expresa con gran acierto el desconcierto y la
aceleración de un joven en busca de su identidad dentro del ecléctico
paisaje argentino. La esquizofrenia, que caracteriza al estilo de vida
posmoderno, se plasma a través de la sabia elección del tratamiento del
celuloide que a menudo recuerda al estilo "video clip", sin abusar de tal
recurso que en la actualidad saboreamos empalagoso por culpa de su
despotismo en algunos programas de entretenimientos.
La construcción de la
identidad en horizontes inconexos, es el eje que la película conquista y
mantiene en todos los niveles discursivos que la constituyen, este es el
punto álgido del film donde concibe su mejor brillo. Los "no lugares" de los
que habla el antropólogo y etnólogo Marc Augé, es decir, espacios de
circulación y de consumo, vacíos de valor simbólico y de relaciones
sociales, llamativamente son los territorios donde el film se corporiza, y
donde el personaje central discurre en la búsqueda del significado de su
existencia, del mundo de valores que lo rigen internamente, del reinante en
su entorno y las subyacentes discrepancias entre ellos. El personaje
central de la Odisea ideada por Burman, permite la construcción de
"lugares" dentro de un contexto áspero para la socialización y la
construcción de un imaginario colectivo.
Grandes actuaciones y oportunas
metáforas, hacen de "El abrazo partido", un film con pocas fisuras para la
crítica.