Si alguien afirma: "
El arte ha evolucionado hacia lo digital" es probable
que algunos de sus interlocutores acuerden y otros rechacen tal afirmación.
Previamente, podríamos convenir en que la tecnología actual tiene pocos
seguidores tibios. Muchos, se anotan en las filas de los fanáticos o
tecnodependientes, otros en la de los detractores o tecnófobos. Mi
propuesta intentará crear un sólido puente donde los integrantes de ambas
corrientes puedan cruzar, ver del otro lado y luego decidirse a retornar,
quedarse o simplemente construir una postura propia.
Mi primera invitación consiste en analizar minuciosamente la frase inicial
y sus consecuencias a modo de rectificar o ratificar las distintas
opiniones preexistentes.
Actualmente -y en mayor medida que tiempo atrás-, las cuestiones suceden de
una manera tan veloz que algunos nos adaptamos a utilizar nuevas
tecnologías, trabajamos y conseguimos el propio sustento a través de ellas
pero no siempre nos preguntamos sencillamente: ¿qué significan? Estas
cuestiones no por simples son menos profundas y si bien no será fácil para
mí dilucidar cada aspecto -dado que seguramente entre los lectores habrá
quienes son expertos en el arte digital-, apelaré a algunos simples
razonamientos para intentarlo. Valga la siguiente aclaración: no será
oportuno -ni mi humilde pretensión- discernir en este espacio un concepto
universal de ARTE. Todos sabemos que ni grandes filósofos ni eruditos, ni
críticos ni artistas han acordado una respuesta unívoca a esta cuestión.
Por eso -temerariamente y aunque sea por el tiempo que dure este artículo-,
supondremos que todos coincidimos en aquello a lo que nombramos ARTE.
Hechas estas salvedades, partamos de la afirmación inicial "
El arte ha
evolucionado hacia lo digital" y pensemos por un instante en la palabra
digital. Fue mi madre, una vez más, quien movilizó el entorno.
- ¿
qué significa digital? Y así comenzó el siguiente diálogo:
-
Es la tecnología que utilizan las computadoras.
-
Sí, pero ¿por qué ahora "todo" es digital?
-
Digital, deriva de dígito, es el sistema que, en principio,
utiliza una base numérica... Sólo silencio de su parte, aún deseosa de
saciar verdaderamente su inquietud.
En efecto, antes de interrogarme, ella
ya había recabado algunos datos: digital significa que no es analógico,
también que se maneja con el tacto -léase dedos- y algunos aspectos más,
todos los cuales -incuestionablemente ciertos- provenían de personas con
distintos intereses: médicos, abogados, contadores, diseñadores, ingenieros
que, obviamente, utilizan diariamente la irremplazable tecnología digital.
Sirva esta anécdota para apreciar que no estamos hablando de una cuestión
precisa y limitada sino de un campo muy amplio donde todos los conceptos
establecidos y por establecerse pueden tenerse por válidos o relacionarse
de alguna manera. Pero como es necesario recortar un concepto mínimo que
pueda convalidarse en nuestro ámbito, acercaré lo siguiente: la tecnología
digital es una herramienta que permite dar entrada y procesar imágenes o
diseños asistidos mediante una computadora.
El vocablo
evolución nos condiciona generalmente a que le sumemos -acaso
innecesaria y concomitantemente- connotaciones positivas. Evolucionar,
modernizarse, actualizarse parecieran tener siempre una imagen
decididamente superadora.
Evolución proviene del latín
evolvere. Textual y coincidentemente la
mayoría de los diccionarios definen evolución como
el desarrollo de las
cosas o de los organismos, por medio del cual pasan gradualmente de un
estado a otro más completo o más perfecto. Figuradamente también se afirma
que es
el desarrollo o transformación de las ideas o las teorías; también
es la mudanza de conducta o de actitud. Indagando en otros contextos, es
en el de la medicina donde aparece algo interesante ya que el concepto no
varía ostensiblemente, pero agrega un nuevo perfil:
En clínica se habla de
evolución de una enfermedad para indicar un curso en sentido favorable o
desfavorable; no obstante, el nombre de lesión evolutiva indica una lesión
que tiende a agravarse. Por último, también resulta interesante para esta
cuestión recordar que la evolución social, sería
el proceso de adaptación
continua de una sociedad a las nuevas necesidades. Ajustándonos a los
conceptos citados precedentemente podríamos coincidir: evolucionar no es ni
bueno ni malo en sí mismo; por lo tanto, es necesariamente cierto que el
arte ha evolucionado. Evoluciona ahora, en este momento -mientras aquí
debatimos y allá lejos muchas personas luchan por sobrevivir- y
evolucionará indiscutiblemente mientras queden hombres. La realidad misma
es testigo de la existencia del arte digital, por lo tanto se hace
imprescindible reconocer que el arte, en algunas de sus manifestaciones
actuales, ha evolucionado hacia lo digital. Nadie puede impedirlo.
Esta afirmación no significa, sin embargo que ésta sea la única o exclusiva
forma de evolución del arte en nuestros días. Muchas manifestaciones
artísticas tradicionales interactúan, se relacionan, se acercan, se alejan,
parecen acoplarse, mimetizarse con las nuevas herramientas, quizás, esta
sea una relación momentánea y más tarde las técnicas con siglos de
trayectoria vuelvan a su tradición. Es tan posible como que el arte digital
trascienda lo hoy realizable y continúe sorprendiéndonos. El criterio
estético podrá valorarse en un futuro no tan próximo. Lo que traspase ese
cedazo formará parte de la historia del siglo XXI.
Como corolario de este simple análisis, los invito a pensar lo siguiente:
un procesador: computadora -como comúnmente denominamos- es una
herramienta, así como lo es un pincel, una esteca, una gubia; por tanto no
está entre sus atributos ser talentoso o ineficaz. Ni eficiente, ni
banal. Ni superficial, ni consistente. Pueden serlo, en verdad, los
ejecutores de la misma. Puede suceder que se vean trabajos, en esta
categoría, que no cumplen con lo necesario para que veamos en ellos ARTE,
pero no es -sin lugar a dudas- responsabilidad de la herramienta. Por algún
causal vivimos en este momento histórico, las herramientas existen y una
parte de la humanidad se capacitó para utilizarlas. Mi atrevido consejo a
quienes no han tomado todavía nunca contacto con estas técnicas sería el
siguiente: Permítanse disfrutar los nuevos encuentros, apuesten una vez más
al método de la prueba y el error y no seránecesario que alguien cargue con
la culpa de desestimar otra vez a algún genio...