La Lengua Española, un libro, una página, un párrafo, una oración, una 
frase, una palabra, una letra.
La sombra proyectada dentro de la incisión producida por el gofrado de una 
letra aplicada en el dorado del lomo de la versión más exquisita del libro 
de la Real Academia Española.
La filigrana del grabado de una lámina en la página de aquella enciclopedia 
yuxtapuesta a la textura del papel de encuadernación del siglo anterior.
El nuevo encuadre resultante a partir del abatimiento de aquella moldura de 
yeso.
Oid, mortales, las palabras de Jorge Luis Borges enmarcadas por 
jeroglíficos del tiempo de los dioses.
Tragaluces nunca antes observados, ahora jugándose la huida de una 
plantilla ortogonal.
Un pie, un ombligo, un pedestal, memorias de Venus, otro escorzo de bronce: 
Juan Alvarez mismo.
Ignorar es odiar y la silla vacía congela ese instante de horario inhábil.
Otro bronce, un número incidido, una reja que resguarda, otra moldura -esta 
vez plateada- y,  presidiendo todo: la gaveta Bibl-Bibl.
El Paraíso borgiano, ahora homenajeado desde oriente y occidente. 
Un Congreso de la Lengua Española, que entre otras cosas generó esta 
lección de arte.
Ideas y presentación de 
Rubén Echagüe. Fotografías y miradas de 
Marita Guimpel. Excelente encuentro.
