Se inauguró el jueves 14 de Octubre la "reunión" de jóvenes artistas
creadores denominada
"Jóven y efímero". En la Sala de Conferencias
del Centro Cultural Parque de España se pueden ver como primeras
muestras, las exposiciones del rosarino
Darío Ares y de Magdalena Hergert.
"Rastros de la Argentina indígena" es la muestra de Magdalena.
Nos encontramos con el concepto de libro artístico que encierra dentro de
su cuerpo de caja de madera relatos míticos de tres pueblos indígenas de
nuestro país. Son tres libros; en cada uno la artista sintetiza un relato
guaraní, uno mapuche y otro kolla. Como ella misma lo expresa el libro de
artista es una obra de arte visual, para ser observado además de leído.
La temática que elige Magdalena Hergert ilumina el contenido de su trabajo.
Los relatos indígenas, impregnados de magia, misticismo y belleza narrativa
encuentran un medio igualmente bello y mágico para llegar al observador.
Abrir el libro es como abrir una caja con historias ancestrales cobijadas
por la madera. Tanto el Objeto de Arte como su contenido son vehículos que
nos acercan a estas historias que a veces se nos antojan lejanas
culturalmente, pero en realidad están impregnando este suelo desde mucho
antes que otras historias se impusieran y se adueñaran de lo cotidiano.
Esta elección es absolutamente válida porque Magdalena Hergert no se
apropia de los relatos ni los interpreta. Simplemente (la claridad del Arte
lo hace simple) los acerca, nos los presenta y sí los "adorna" con su
"manera" de hacer Arte, utilizando trazos o elementos originales,
resignificados en su obra, o emparentados para interactuar con el origen.
De
Darío Ares ya habíamos observado otro momento de su obra en la
muestra "
Instante Impreciso"
. Allí decíamos que en las fotografías de Ares
hay un tríptico de complicidad entre su ojo detrás de la cámara, el espacio
- momento y el observador, y una presencia subjetiva remarcada por un dedo
que señala hacia un punto donde debemos descubrir una situación y un
protagonista. En "
Los Perros Ladran" el artista dice: "
el trabajo comenzó
como una reflexión en torno a los espacios de la ciudad que fueron
escenario de algún hecho de violencia. La pregunta que él mismo se hizo
fue: Qué pasó en esos lugares donde ahora ya no hay nada?".
A un lado de las fotografías, una pantalla de televisor reproduce en un
looping, una huida filmada en cámara subjetiva. Al estatismo de las
fotografías lo complementa la vertiginosa cámara con la acción de la fugaz
huida. La sonoridad criteriosamente elegida del ladrido de unos perros, le
da al conjunto una ambientación que obviamente será recepcionada
subjetivamente, pero que creo conlleva una intención de silencio ahogado y
descubierto por un testigo del cual no se podrán obtener testimonios.
El anonimato de los lugares se rompe o interrumpe con la presencia del
personaje que huye. La cámara es cómplice y nos involucra también a
nosotros, o tal vez nos compromete a pensar los lugares, los hechos, los
momentos, como testigos en el tiempo en otros lugares, rodeados por la
realidad de otros acontecimientos, en otros momentos, como protagonistas en
la lejanía.