Continuando con la nota anterior
(
Los instrumentos musicales (primera parte)),
en donde se hablaba de los primeros instrumentos musicales creados por el
Hombre, resulta oportuno mencionar la clasificación de los instrumentos
musicales primitivos propuesta por Curt Sachs en su
"Historia de los instrumentos musicales":
Instrumentos autófonos o idiófonos:
Producen sonidos por medio de la materia prima con la que están
construidos. Pertenecen a este grupo ejemplos tales como el entrechocar de
dos piedras, el batir de las palmas; los objetos que al sacudirse,
percutirse, frotarse o rasparse producen sonidos diversos; las baquetas de
madera, que golpeadas entre sí generan una extensa gama de sonidos en
relación con su tamaño o la manera de golpearlas. Igualmente, sonajeros
hechos con conchillas, huesos, y hasta semillas introducidas a veces en
otros objetos. Para mejorar la capacidad sonora de tales idiófonos, los
mismos solían apoyarse en unos agujeros practicados en el suelo, o sobre
calabazas huecas, de forma de constituir una rudimentaria caja de
resonancia.
Dentro de este mismo grupo encontramos a los xilófonos. Estos instrumentos
hacen su aparición en civilizaciones mucho más avanzadas. Los xilófonos
son instrumentos que producen sonidos de una altura puntual definida (en
contrapartida de los demás autófonos, que en su gran mayoría producen
sonidos sin una altura diferenciada). Las diferentes alturas se obtienen
mediante la percusión de las barritas de madera de distintas dimensiones
que lo constituyen , que solo fueron dos al principio, número que
paulatinamente irá incrementándose. Una variante del xilófono es el
litófono, en el que la piedra sustituye a la madera, esto es, en donde
barras de piedra, al percutirse, producen rudimentarias melodías. Si bien
de construcción muy antigua y elemental, tanto el xilófono como el litófono
han tenido una importancia histórica muy grande, a tal punto de ser
comparados con el piano actual, es decir, con un instrumento de expresión
propia, muy útil para sustituir a cualquier otro e ideal para acompañar
danzas y rituales.
Membranófonos:
Constituyen la serie de instrumentos más sencillos entre los construidos
por el Hombre. A este grupo pertenecen innumerables series de tambores,
fabricados con una membrana tirante sobre un recipiente cualquiera, que
podían encontrar en la Naturaleza que los rodeaba.
Al principio, estos tambores de diversos tamaños y diseños se golpeaban con
las manos. Poco a poco, se fue incursionando en la construcción de mazos y
baquetas de formas y dimensiones variables, según el sonido que se deseaba
obtener. Fijos o transportables, las distintas clases de membranófonos
fueron adquiriendo, poco a poco, la perfección que los hizo aptos para
conseguir las más sensibles variaciones del sonido. Además, se lograban
variantes tímbricas al incorporarles bajo la membrana cuerdas tensas y
vibrantes, como así también, al introducir en la caja otros objetos (tales
como semillas o piedritas, entre otros). También se producían sonidos de
altura variable al modificar la tirantez de la superficie de la membrana
(cuanto más tensa ésta, se obtendrían sonidos más agudos, y viceversa) y
se lograban determinados matices (sonidos más o menos suaves, más o menos
fuertes), a través del frotamiento de dicha membrana con las manos.
Cordófonos:
Constituyen la serie de instrumentos de cuerda. Si bien este grupo se ha
gestado y desarrollado en civilizaciones avanzadas, no faltan ejemplos de
cordófonos primitivos: concretamente, el arco, típico utensilio destinado a
la caza y a la guerra, es el prototipo de un instrumento de cuerda, el arpa.
Aerófonos:
Tal como su nombre lo indica, la "materia prima" es el aire: el sonido se
origina en ellos a través de las vibraciones de una columna de aire.
La flauta es uno de los primeros instrumentos de viento, y consistía, por
lo general, en un hueso con algunos agujeros, comúnmente entre dos y
cuatro. Se han encontrado ejemplares antiquísimos, que se suponen fueron
construidos hace 25000 años.
Otro instrumento de la familia de los aerófonos es la trompeta: los
primeros ejemplares se hicieron con caracolas, troncos ahuecados y cuernos
de animales. Al principio, tal vez tendrían a su cargo la función de
amplificadores de las voces. Claro que más adelante, ganarían autonomía e
independencia hasta llegar a convertirse en los instrumentos de la familia
de los metales que conocemos hoy en día, de sonidos estridentes, heroicos,
brillantes y potentes. Sin embargo, estas antiguas trompetas de las eras
primitivas perduran todavía en Europa, ya en forma de caracola (la "bocina"
y el "tritón", en las costas mediterráneas), de troncos de árboles (el
alphorn, largo cuerno de los Alpes Suizos) y de cuernos de animales
(trompetas de astas de buey, que emplean los pastores de Europa Centro
Oriental).
También entre los aerófonos merece destacarse el bastón silbante,
instrumento antiquísimo y sencillísimo, que no es otra cosa que un trozo de
madera atado a una cuerda. El modo de producción de sonidos es muy simple:
haciéndolo girar más o menos rápidamente se obtiene una original y
sugestiva gama de sonidos.