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ARTE & PARTE. El arte después del D20




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Vamos de picnic... ¿al cine?

La magia que ofrece y genera una sala de proyección, el Cine, no se puede recrear en ningún otro espacio. Pero, el goce de sentarse a disfrutar ese magnífico momento, es, a veces, importunado...

Patricia Rabbiosi Arona | Licenciada en composición musical
25-may-2004

La magia que ofrece y genera una sala de proyección, "el Cine", no se puede recrear en ningún otro espacio. Para los cinéfilos y fanáticos del goce de sentarse a "disfrutar" ese magnífico momento, ese ritual es, a veces, "sagrado". Y para quienes simplemente lo disfrutamos sabiendo que las condiciones de la sala, el estar rodeado de los otros espectadores en igual actitud de íntima participación y hasta las decepciones de las expectativas no cumplidas no se pueden reproducir en ningún otro lugar, "el Cine" también es como un lugar de culto.

Confieso que me asalta una sensación de ridiculez, por demás de molesta, porque me siento ridícula al expresar estos conceptos cuando recuerdo la última vez que fui a disfrutar de ese "momento mágico" y a mi izquierda se sentaron dos jóvenes con sendos 'lomitos' humeantes de los cuales brotaba y se esparcía un aroma que, en otras circunstancias, tal vez hubiera resultado agradable. También recuerdo en el medio de un silencio de uno de los mejores filmes del 2003, un barullo proveniente del cartón de 'pororó' de mi vecina (también ubicada a mi izquierda) con el consiguiente aroma exhalado antes, durante y casi finalizada la proyección. Y estas experiencias las he vivido y continúo viviéndolas cada vez que asisto a ver una película. Puede que a mucha gente le parezca gracioso y otras lo consideren un mal necesario de estas épocas donde el paisaje de los cines ofrece tentadores productos alimenticios para deglutir; claro que el detalle es que se lo va a hacer dentro de la sala, con el filme proyectándose.

Estos fenómenos que se van incorporando a la vida cotidiana y parecen encontrar al público un poco distraído, creo que denota en primera instancia una falta de respeto hacia varios componentes de lo que representa la vida en sociedad. Seguramente la sociología se está ocupando de esto y estará dando respuestas con fundamentos teóricos interesantísimos. Yo lo abordo desde el sentido común y concluyo que lo que se está dando es la falta de consideración por el otro y la falta de respeto por la misma obra que se está disfrutando o tratando de disfrutar sin esas procaces interferencias externas. En estos ámbitos donde se concentran las mas variadas expectativas y donde se acude para disfrutar de la oferta cinematográfica más allá de los valores artísticos o de taquilla, creo que se evidencia esa gradual degradación que nuestra sociedad está experimentando respecto de la consideración por el otro. Ya es antigua la discusión del "fumador - no fumador" en los espacios públicos, ya nos hemos resignado (o: ¿nos hemos resignado?) a tener que soportar el humo de nuestros vecinos en restaurantes y bares. Ahora tendremos que comenzar a soportar toda la variedad de menúes gastronómicos con sus aromas y sonidos corporales mientras tratamos de escuchar qué susurra el protagonista del film que tratamos de seguir a pesar de las interrupciones que nos provocan los constantes rasqueteos para pescar los últimos granos de pororó?

Insisto. Creo que esto supera los hallazgos que pueden darse en la fenomenología del comportamiento de una sociedad. Creo que es un retroceso hacia el individualismo y el qué me importa en el que se instala la mayoría de los conciudadanos que minimiza estas actitudes. Y claro que podríamos darle un abordaje mucho más "científico", pero otra vez insisto, hay muchas actitudes que más que ser explicadas deben ser replanteadas desde el sentido común. Así como molesta la cabeza del que se sienta delante, así también molestan el ruido y el olor de los productos alimenticios que se consumen dentro de la sala.

¿Y para qué darle mas vueltas al asunto? ¿Por qué hasta hace poco tiempo molestaba el ruido del papel del caramelo que con sentimiento de culpa el espectador desenvolvía tratando de que pasara inadvertido?

Eso es lo que me pregunto yo ahora que extraño esa... "sutileza".RosariARTE Contenidos. Fin de la nota.


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