En su tarea estética, Randazzo ha exacerbado los eternos misterios humanos hasta lograr aplacarlos, y en una respetuosa invitación,
con sutil inteligencia sólo nos muestra "unas referencias autobiográficas"que, en realidad, son una incisiva sugerencia para
detenernos sobre nuestro propio universo, ese caos más o menos organizado que cada uno tiene dispuesto a su manera.
A través de estas obras, Diana Randazzo revisa su vida y tiende la mano para quien quiera hace lo mismo con la suya.
Reforzando su propósito, incluye fotografías suyas, a veces desnuda. Este intimismo le es terreno grato: a algunas obras anteriores las tituló:
Fluido ancestral, Macrocosmos del primer larvario, Arbol genealógico y Experiencia en re (como su nombre indica, en ésta, evoca las repeticiones).
Esa necesaria turbación inicial, para llegar a meditar, es la que se encuentra en la obra de Diana Randazzo.
Horacio de Zuasnabar Rosario, noviembre de 2000 |