Críticas a esta obra
Sobre un espacio rayado de azules, la silueta de un cohete engarzado asciende solemne. El rostro de la reina de los cielos -con casco- asoma de su traje espacial de dorada y roja bijou. Brilla con inocencia en su partida.
Mangueritas de luces rematan en una eléctrica nube Sacoa.
El relato de la asunción de la nave María es lanzado a lo ficcional por una mente infantil donde la virgen-astronauta no vuela, sino que levita con gravedad mántrica.
Un momento solemne pintado con la fe en el despegue de la imagen, donde lo tieso de lo gótico soporta el desborde barroco ornamental.
Se construye una escena que recuerda en cada pincelada que el arte y la religión omiten a menudo en sus prácticas a la virtud del buen humor ("Dios tiene sentido del humor, prueba de ello son las cebras y las jirafas", Fernando García, padre e hijo de Aurelio).
A imagen y semejanza del Creador, Aurelio García pinta con oficio y variedad. La imaginería religiosa, la artística y la televisiva, reconstruyen así un sacro lanzamiento.
La pintura puede ser un acto de fe y en algunos casos, hasta un milagro.
Lic. Silvina Buffone. |