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Ana Piazzardi


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Ana Piazzardi

Críticas artísticas al autor
 


LOS NENÚFARES DE ANA PIAZZARDI

Hace ya un par de décadas, Ana Piazzardi asistía al taller del gran artista rosarino Juan Grela. Iba con un cuadernito de notas, en el que escribía las reflexiones del maestro, sus estímulos y observaciones sobre la obra naciente y las consecuentes búsquedas. Nunca olvidó esas lecciones, la palabra rectora, el consejo prudente. Y Grela, como un tutor invisible, continuó a través de los años apuntando el color y la mesura de Piazzardi, la luz extraña de sus paisajes, la intimidad intransferible de sus ramos...

Hoy, la obra pictórica crece y vuela por nuevos espacios. Es la misma atmósfera de otrora, sin duda, pero con otra profundidad. Son los mismos juegos formales, pero con una diversa sensorialidad. Perceptualmente, se advierte que su paleta ha adquirido una vibración más grave. El puntillismo de otrora, el toque repetido y frenético de los pigmentos, sin desaparece, ha cedido paso a una impronta cromática densa y fluyenye. Los azules de ultramar, los rojos intensos, los verdes esmeraldas, algún magenta, entretejen una situación que califica al plano dentro de un purismo convocante.

Es que Ana Paizzardi escapa a tiempo de los sobresaltos de su época. Y busca una pintura de acordes mansos, encausados sutilmente en el orden del encantamiento, la coralidad casi musical de los contrastes. Así, un árbol lleno de flores descubre a los ojos otro protagonismo arbóreo que transparenta efectos. Así, unos camalotes (¿o nenúfares?) se internan en el azulismo mundo subacuático, sin que nada quiebre el sortilegio de su inmovilidad. Así un campo arado, yuyos y altos cielos, estructuran espacios en quelas áreas se ensamblan -color sobre color- en interpenetraciones secretas, levemente texturadas. O un campo de flores explora la visualidad de círculos y círculos concéntricos.

La pintora asume ese espacio de naturaleza quieta. Esos nenúfares que generan ritmos aparentemente primarios en su dibujo. Esas linealidades referidas a nubes, a suelos, a lejanías de horizontes. Un espacio que quizá abreve en algunas cartillas postimpresionistas, en la sabiduría de Seurat, en el ludismo de Signac. Pero espacio al que Ana Piazzardi insufla de su propio espíritu, de su greliana formación, de su medida para captar los cánones de la emoción.

J. M. Taverna Irigoyen
Miembro de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes
Miembro de las Asociaciones Argentina e Internacional de Críticos de Arte





Ana Piazzardi es una bonaerense que vive y trabaja en Rosario, donde asistió al taller de Grela, de cuya pureza sacó partido. Su trayectoria está marcada por importantes distinciones y por actividades tan sorprendentes como ser fundadora del Museo de Arte Primitivo Moderno de Esquel (Chubut). Pese a este antecedente, no la calificaríamos a ella de primitiva ni de ingenua. Si bien su arte pone de manifiesto un alma candorosa lo hace a partir de un noble oficio de pintora, sabe muy bien lo que hace y lo que quiere hacer. La Piazzardi tiene una técnica puntillista de pinceladas, de empastes de una paleta clara, que producen encanto al contemplador de sus paisajes.

Hay ranchitos blanquecinos y árboles frutales, cielos y campos captados con la rara luminosidad de sus pinceles. En alguna oportunidad destaqué su parentesco con el gran austríaco Gustav Klimt. Nos alegra que la artisra mantega su impulso creador exhibiendo sus valiosos acrílicos en la Galería Arroyo (Arroyo 834).

Rafael Squirru
Revista Arte al Día
Diciembre de 1999



A PARTIR DEL SILENCIO
En la pintura de Ana Piazzardi confluyen dos elementos determinantes. Por una parte, el tratamiento cromático basado en la técnica puntillista. Por otra una esquematización o simplificación de las figuras circunscriptas a una esencialidad conceptual.
Ambos aspectos nos llevan, finalmente al territorio perceptivo de la mente. El puntillismo encuentra que la fusión de los colores se verifica en la retina y no en el medio pictórico representado. La simplificación formal de las imágenes corresponde, a su vez, a una operación selectiva de la mente. De tal modo las pinturas de esta artista nos remiten a un antiguo concepto de Leonardo acerca de que el arte pictórico es, ante todo, una cuestión mental.
Las atmósferas cromáticas de Ana Piazzardi, con su color matizado y sereno nos llevan a una intensa experiencia perceptiva. Gracias a la simplificación de las formas y a los silencios que crea con sus espacios de color, abre un amplio territorio para la percepción del contemplador. Heidegger ha señalado que no hay mayor expresividad que la del silencio. Los grandes artistas son aquellos, precisamente que alcanzan ese silencio en el que el contemplador halla la posibilidad de situarse para desarrollar en él un horizonte de nuevas y constantes indagaciones de la percepción sensible y de la mente. Si todo está dicho en la obra pictórica, desaparecen los espacios imaginativos y reflexivos en los que el contemplador desarrolla su posibilidad participativa.
Es por eso que las pinturas de esta artista superan una aparente filiación al arte ingenuo para alcanzar una intensidad comunicativa que penetra en el núcleo perceptivo del contemplador.
Este hecho es posible, sin duda, por la propia captación sensible de la artista, particularmente evidente en sus paisajes. En ellos el color se corresponde con una situación afectiva expresiva y no a un uso convencional. Así las pinturas de Ana Piazzardi establecen sus propias armonías cromáticas, capaces de crear los espacios de silencio que las caracterizan.
Las formas que aparecen sintetizadas y simplificadas en sus cuadros se integran a la armonía cromática estableciendo el vínculo entre el mundo sensible y el mental. Lejos de establecer entre ellos una situación de conflicto, la artista los plantea integrados. Así Ana Piazzardi rechaza toda disociación, haciendo del arte un lugar de encuentro; una celebración de la existencia y una vía de acceso a lo sublime: algo que nuestra mente percibe con la esperanza, siempre permanente de que la imaginación sea capaz de representar. Hacia esa dimensión espiritual, casi evanescente e inasible, apuntan las pinturas de esta artista. En ellas, la dimensión humana del arte se encuentra proyectada hacia una búsqueda interior de absolutos. La pintura recupera, entonces, su valor ético, la posibilidad de llevarnos a la verdad y al bien.

Fermín Fevre



Ana Piazzardi expuso una serie de acrílicos sobre tela en la Galería Van Riel (Talcahuano 1257). Lo principal sin duda es testimoniar que Ana Piazzardi es una artista, y lo que es más, talentosa.
Si bien existe la posibilidad de ubicar su obra dentro del ingenuismo, ello se justifica en la medida en que, aunque en forma casi imperceptible, introduce datos de la anécdota visual con pájaros o vacunos. No es lo que constituye lo primordial de su obra, que cuando omite esas vagas referencias, deviene arte de la mejor calidad digno de ser comparado a algunos paisajes de Gustav Klimt.
Cuando la preocupación de Piazzardi pase totalmente por lo plástico, por encima y con exclusión de otras preocupaciones se habrá ganado un lugar junto al de maestros de la talla del ya nombrado Gustav.

Rafael Squirru
Arte al Día



"La pintura como una comunión de los sentidos, no como una batalla de técnicas y medios, es lo que mueve a Ana Piazzardi a expresarse. Su plano cromático emerge así como una auténtica lección de pureza, como una atmósfera de asociaciones, como un diálogo fresco y reverberante de formas que se ensamblan entre sí indisolublemente. "
"¿En qué medida su obra goza de los efluvios del ingenuismo, de lo primitivo, de la tan pregonada pintura naif, y en qué orden sale de ella, para internarse en una suerte de realisrno mágico, metafísico, en que la sensorialidad de las partes conduce a la sensitividad del todo?...”
”...Decir que en ese marco su pintura sedimenta valores y clarifica esencias, no es decirlo todo. Porque Piazzardi, en ese puntillismo sensual de sus atmósferas cromáticas, en esa simplicidad lineal de sus escenas, en ese ritmo sensorial que logra en la síncopa de sus diseños, articula un lenguaje propio, genuino, casi cabría decir original...”

J. M. Taverna Irigoyen



"Aunque todavía relativamente escasa en datos biográficos, lo que importa de esta pintora argentina no es precisamente su pasado, salvo que se considere a éste desde un enfoque exigentemente artístico. Lo que implica un presente de curiosa y rara riqueza, en telas muy poéticas, sumergidas en atmósferas de ensoñación...”
”...Todo esto vuelve inconfundible, muy delicada, y sumamente original a la pintura de Ana Piazzardi, cuyo camino se inicia en lo artístico tan promisoriamente, con obras que son un cántico de luz, de alegría y de paz."

César Magrini



Acostumbrados como estamos a reconocer corno legítimo sólo lo que responde a cánones aprendidos, lo distinto nos sorprende y nos inquieta. Pero nunca es tarde para superar esquemas rígidos y enriquecer- nos espiritualmente...”
”...Sus formas, sus pinceladas, sus colores son el admirable conjunto de inevitables gestos de ternura: es un quehacer artístico originado en su espíritu especial, producto de experiencias vitales, sensibles, narrado en imágenes primorosamente atendidas, realizadas con la paciencia que brinda el verdadero amor. La pintura de Ana Piazzardi nos otorga la gran oportunidad: está a nuestra disposición para disfrutar de su mundo

Rodolfo Elizalde



“Ana Piazzardi expresa un mundo que construye con rneticulosidad: Uniendo Materia-Color con imágines que atesora, Nos ubica en un Espacio Tiempo que quisieramos transitar... donde preexiste una iconogiafía del silencio... como un gran teclado sin presionar... Donde no cabe la agonía del Ruido...”
.”...Es una artista intensamente libre, independiente y trabaja sin contradecirse, apoyada en su auténtica independencia, logrando una difícil ecuación que es Materia-Verdad, revelando una pintura y una pintora de raza sin ninguna duda.

Estela Brucini



“El ejercicio del análisis ante la obra pictórica de Ana Piazzardi impone con severidad el propósito de una actitud de respeto frente a la misma y en relación con su autora. Al mentalizarnos de que se trata de un lenguaje que traduce un mensaje concreto, comprendemos que más allá de la acertada aproximación a su verdad existe la intención y la voluntad del placer en el trabajo por el trabajo mismo. Detalle éste que seguramente redunda en beneficio de la transparencia intelectual...”
”...En el pudoroso acercamiento que pudiera intentar quien ve su obra, adivina una situación referencia. El ámbito y la luz del paisaje argentino atraen al tratamiento impresionista donde la luz, la atmósfera y el cromatismo son los personajes principales. Pero a diferencia de lo acontecido con los exponentes del grupo europeo, Ana Piazzardi deja de lado esa sensación de urgencia y audacia hacia el espíritu de la obra, para incorporarla al intimismo armónico, refinada y lúcido que brinda la recompensa de una muda satisfacción...”

Patricia Martinez Dufour
 










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Fecha de Ultima Actualización: 08-Jun-2004
Fecha de Creación: 11-May-1999


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