La luminosa experiencia educativa conducida por la maestra Olga Cossettini entre 1935 y 1950, en una escuela primaria del barrio Alberdi, de Rosario. Con el testimonio de sus ex-alumnos y el de su hermana y colaboradora, la maestra Leticia Cossettini.
Distinciones
Premio Especial del Jurado de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia, Festival de Cine Argentino de Santa Fe, agosto 1991.
Mejor montaje, Encuentro de Realizadores de Video y Cine de Corto y Mediometraje "Ciudad de Santa Fe", setiembre de 1991.
Premio "Films Andes" a la mejor película, Certamen de Cine y Video Independientes de Mendoza, noviembre de 1991.
Premio Cined, Cinematografía Educativa/Ministerio de Educación de Cuba, Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, diciembre de 1991.
Premio al Corto, Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay, Montevideo, abril de 1992.
Premio "Prof. Horacio Bertholet", Taller de Producción Audiovisual, Escuela Superior de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata, noviembre de 1992.
Mención Especial, Sección Documentales, Festival Iberoamericano de Cine de Huelva, España, noviembre de
1993.
Primer Premio, Sección Documentales, Concurso Nacional de Films de Cortometraje Cultural, Período 1984/94, Secretaría de Cultura de la Nación, 1994/95.
Participó asimismo en el Festival de Viña del Mar (Chile), la Jornada de Cine de Cortometraje de Bahía (Brasil) y el Festival de Cine Latinoamericano de Trieste (Italia).
Fue presentada en la Casa de América de Madrid, y en el Conservatorio Municipal de Música de Barcelona, con el auspicio del Area de Educación del Ayuntamiento, 1993.
Fue presentada en la Cinemateca Nacional de Caracas, en el marco del 3er. Congreso Iberoamericano de Historia de la Educación Latinoamericana, junio de 1996.
Comentarios
Un valioso y emotivo documental. Debería ser declarado de interés especial, mostrado por televisión y exhibido en todas las escuelas.
Daniel Sendrós / Revista Criterio. Buenos Aires, 26/Dic/1991
Una joya. "La Escuela de la Señorita Olga" rescata hechos de un pasado dos veces olvidado con una mirada donde el rigor de la exposición sólo se ve superado por la calidez de los recuerdos y la potencia del ejemplo.
Ricardo García Oliveri / Diario Clarín, Buenos Aires, 8/Dic./1991
Este filme es, más que nada, una conversación, un intercambio de sensaciones sobre una experiencia educativa, una manera de encontrar la vida, ahora sin intermediarios.
No es fácil encontrar una razón tan valedera para hacer un filme como esta experiencia, que lógicamente parece desbordar cualquier continente. Sin embargo, Mario Piazza encontró la forma necesaria, el recurso más válido: asumirse como ejecutor de un acto de justicia que es nada más que mostrar con verismo y poesía. Que no parezca poco, pues sabemos que esos dos imperativos, para ser tales deben ser bellos y ciertos. Y la belleza surge diáfana de estos rostros plenos que hacen de la certeza de sus vidas el mejor homenaje a lo vivido. Y el cine los recoge para unir lo bello a lo útil, una alianza que muchos olvidan en nombre del arte.
Juan Carlos Arch / Diario El Litoral. Santa Fe, 29/dic/1992
"La Escuela de la Señorita Olga" nos hace reencontrar con nuestras vapuleadas ganas de ser maestros - a pesar de todo -. (...) Es un masaje cardíaco que reactiva nuestro ímpetu creativo, nuestra a veces marchita sensación de que cuando se quiere se puede llevar a la práctica lo que tantos libros recitan... aquello de construir una escuela para aprender la vida con amor, apreciando nuestro alrededor para luego actuar sobre él.
María Esther Rodríguez / Novedades Educativas, junio de 1992
Delicioso documental. Con mucha sensibilidad, remozando escenas de danzas, hurgando en los rostros de viejas fotografías y retazos de películas, Piazza trae hasta el presente un trozo de singular historia. Una sensación de ternura se entreteje con las emociones propias del espectador agradecido.
Graciela Pedraza / La Voz del Interior. Córdoba, 26/oct/1992
Por el impresionante logro histórico, social y profundamente político que significa "La Escuela de la Señorita Olga" por su valor documental, testimonial y humano, y como estímulo a las producciones audiovisuales que se planteen regenerar una trama solidaria y democrática, desde la visión más poética.
Fundamentación del Premio "Prof. Horacio Bertholet" / Taller de Producción Audiovisual de la Escuela Superior de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP / La Plata, nov . de 1992
"La Escuela de la Señorita Olga" me emocionó como nunca me había sucedido con un documental. Mario Piazza ha logrado consolidar un estilo propio, que lo instala en un lugar privilegiado entre los documentalistas argentinos.
En esta forma singular de narrar hay, al menos, tres aspectos que me interesa destacar: la relación afectiva que se establece entre los protagonistas y el público, el decir lo que se quiere decir dejando hablar a los demás, y el ritmo impecable del montaje.
Raúl Bertone (Licenciado en Cinematografía UNC, fundador y director de la Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario, ex Subsecretario de Cultura de la Provincia de Santa Fe)
Pocas veces un film me llegó tan profundamente. Lo sentí mucho y es una verdadera joya.
Osvaldo Bayer (escritor y guionista de cine y TV)
Es un trabajo lleno de inteligencia porque no se recuesta en la mera nostalgia sino en la valuación, cálida y emotiva, de aquello que se perdió.
Planteado como un rompecabezas incompleto, el relato aporta información considerable pero es sobre todo válido en el plano de la memoria emotiva. \
Daniel Briguet / Rosario/12, 2/oct/1991
Mi corazón de santafesina y maestra palpita esta noche del 13 de agosto con una aceleración increíble. ¡Dios sea loado! Debemos conseguir que se difunda todo lo bello y edificante que es "nuestro" y que puede transformar y energizar la vida cotidiana y la cultura. Tienen la palabra los medios televisivos santafesinos.
María B. Dagatti de Assenza / Correo de Lectores, Diario El Litoral, Santa Fe, 18/08/91
Es conmovedor que la juventud actual se vuelva a la búsqueda de un pasado con prospectiva y sin sentido arqueológico. Una comunidad que deja pudrir sus raíces seguramente no tiene porvenir. La herencia de Olga Cossettini no se disipó y seguramente no se disipará.
Jorge Miguel Couselo / Diario El Tribuno. Salta, 5 de enero de 1992
Excepcional, como la Señorita Olga: Piazza ha tenido la suficiente sensibilidad como para que "La Escuela de la Señorita Olga" logre sintetizar lo emotivo y lo ideológico, haciendo del documental un verdadero trabajo expresivo.
Patricia Fasano / Revista Análisis. Paraná, mayo de 1992
Ser espectador de su film me engrandeció el alma y el corazón. Me hizo reir y llorar. Encontré un modelo a seguir y eso me entusiasma sobremanera. (...) Le agradezco (...) el aporte que ha hecho en la sociedad y en mi persona.
Laura Molochnik / Florida (Vicente López, Buenos Aires)
La película de Mario Piazza es un pequeño y emocionante canto a la libertad y a la experimentación: no hay la una sin la otra.
Jorge Ruffinelli / Profesor de cine en la Stanford University
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