Rodolfo Perassi
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PERASSI. DISCURSO BRICOLEUR. Para Rodolfo Perassi la complicidad esencial con los "cuerpos prestados" de las obras es, sin lugar a dudas, el origen de una empatía orgánica, de un entendimiento secreto con el arte del montaje. En virtud de ello, su nomadismo visual y expresivo, apela a la multiformidad de soportes, procedimientos y técnicas, indistintamente imbrincados unos con otros. Así, los recortes de pinturas, grabados, dibujos y esculturas que sus colegas le donan, se organizan vertebrando una trama espacial carente de centros, bordes o periferias
La proliferación caótica de fragmentos y restos de obras propias y ajenas, ha hecho esfumar el concepto totalizador y unitario del cuadro. Aquí el rompimiento de los límites entre los diferentes sistemas del arte, genera un status del ensamblaje hondamente conflictivo.
De acuerdo con esta relación tensa de las formas, el espectador siente que algo básico, en la esfera delcampo perceptivo, se le ha hurtado ex profeso, impidiéndole apropiarse de la totalidad. Frente a este tipo de opus, la experiencia de la mirada se configura, básicamente, a través de las formas fragmentadas e incompletas, basadas en la inquietud ambulatoria y en la eliminación de los puntos de sutura y aglutinación.
Formalizando todas las variantes del quiebre, la escisión a la rotura, las búsquedas actuales de Perassi, aluden, en clave metafórica, a la imposibilidad de un sujeto enterizo. En todo caso, el sujeto al que hace referencia Perassi, es anterior a las cosas y al lenguaje: un yo que ha renunciado a pensar en un centro reconocible, y que funda su accionar en mecanismos de disrrupción.
Para su individual de Arcimboldo, el artista presenta una serie de "esquizo-ensamblajes", que mixturan, de manera indiferenciada, lo pictórico con lo gráfico y lo objetual.
Entretejido con otros textos, el suyo sirve de base para entablar el diálogo de la materialidad y del color, por medio de una estrategia de corte marcadamente apropiacionista En estos últimos ensamblajes, la ausencia de referencia a un centro, a un nudo o eje articulador de la imagen, promueve la des-localización esencial del lenguaje morfológico y cromático. Con tono nostálgico, entre lúdico y desencantado, el artista introduce al espectador en las lindes de una estética "caorde", situándolo en las antípodas del orden y la simetría clásicos, que otrora regían la disposición de las imágenes, como una unidad armoniosa y bien articulada. Contrariamente a esto, el discurso bricoleur, de Perassi des-centra el cuadro; lo perfora, convirtiéndolo en materia informe y derramada. De allí, que el centro sea ahora un
no-lugar, un vacío migratorio y esquizoide, en el que se suceden complejas relaciones de signos y presencias. En esta atopía -lugar sin lugares- fracasan las analogías y las diferencias; sólo priman las categorías del desorden y de la divergencia. Por ello, la relación que el artista establece con la obra es de talante netamente inestable y provisional, generando situaciones de desequilibrio y desfondamiento, donde las diversas tramas iconográficas siempre oscilan entre el límite y el abismo.
Como un Schwitters tardomodenno, Perassi construye--deconstruye la ortodoxia de la pintura y la escultura, con sus particularisimos assemblages, a base de desechos y ruinas de otras obras. Una vuelta de tuerca del objet trouvé ahora pluralizado, como amasijo de elementos pictóricos y extrapictóricos. Y es justamente el carácter heteróclito de estas composiciones el que agudiza aún más el vértigo fragmentador.
Tras los efectos de la dislocación de la tectónica del cuadro, el artista-bricoleur nos confronta a un rompecabezas de reenvíos formales y textuales, a un mosaico loco de citas y autocitas desde una óptica premeditadamente kitsch y ornamental.
Para Perassi estas des-estructuras, son los signos emblemáticos de una centralidad olvidada. Ellas conforman una maqueta de la vida, entendida como depósito de valores y dis-valores de un ethos contemporáneo. Este impulso deconstructivo, se puede englobar bajo el paraguas del anti-arte, formalizable a través de todas las variantes del rechazo: negación de la pintura y de la escultura tout court, con el fin de dar cuentas de los límites de la propia fractura. Por ello, las des-estructuras morales de Perassi resultan porosas, corpóreas y multi-direccionales, llenas de protuberancias y excresencias.
La pluralidad de voces convocadas por el arista, junto a la fastuosidad cromática y textural de estos ensamblajes, nos hablan de un deseo insaciable de expansión física, de un auténtico proyecto de lo excesivo y, por sobre todo, de la vivencia en "primera persona", de la crisis del discurso pictórico
Poético rescate de lo cotidiano en las pinturas de Rodolfo Perassi "La realidad física que tenemos enfrente no nos revela nada". Durante algunos años, Rodolfo Perassi ha construido para sus pinturas un laborioso y complejo soporte. Original y refinado artesano, tensa una basta tela de algodón hasta cubrir, meticulosamente, la silueta de recio marco que alberga objetos dispuestos al azar. Estos objetos son consistentes y producto de la recolección en el entorno. No sabemos qué cosas son, aunque insinúan su ser fantasmagóricamente mediante áreas y bordes romos y débiles. Producen un inquietante fantasear metafísico por el motivo del ocultamiento. Un cosmos velado, agazapado, tras el enfatizado y personalizado límite de lo físico.
Esta definición y fin de la extensión es el confín entre el más allá y el elaborado campo del artista, organizado y armonizado, sobre el cual dispone el atractivo discurso de la pintura. Aquí se trabaja y se hace tolerable un caos subyacente, enterrado en el magma. Pensamos que Rodolfo Perassi cree que la "actualidad" es la manifestación de un mundo oculto, pero que nos envía mensajes cifrados, sombras, parte de una realidad que no podemos develar en su totalidad. Adopta transitoriamente lo poco que alcanza a saber y le permite actuar culturalmente; y a pesar del caos entrevisto -cosmos infinito, constelaciones, tramas celestes- instrumentarlo para rechazar lo siniestro e iluminar un espacio.
La inestabilidad en suspensión de los fragmentos manifiesta un entorno presente engañoso, ya que en cada obra está la revolución permanente. No existe la rutina en estas estructuras que combinan la multiplicidad y con el cambio transmigran de una a otra. Rodolfo Perassi considera la materia básica de sus obras como una palabra provisoria y cargada de sentidos múltiples: "emite" varias obras en serie -curiosamente las llama "hermanos"- de equivalente significación.
La obra se revela así como un conmovido estallido, una crisis. La mejor demostración histórica de la diseminación como inicio. La intuición del artista capta la pulsión múltiple, no lineal, sino estratificada, heterotópica y divergente del yacimiento inicial, no verbal.La intención crítica se vuelve un homenaje a la exploración del artista: una provisional penetración con la palabra a la presencia que crea una realidad en simultánea versión heteromorfa. ¿Qué queda de la contemplación y de la participación en los abismos del significado cuando asistimos a la imagen en germen? El pintor tiene el consuelo de la fugaz proyección sobre
otro soporte, ya que conserva intacto su núcleo poético.
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(Fragmento del texto original)
PERASSI CONDENSACION DE LO MULTIPLE
A través de "montajes" acumulativos de elementos visuales heterogéneos, la obra de Rodolfo Perassi construye un nuevo orden / desorden en la pintura. Un orden de lo caótico, de lo plural, de lo complejo, por medio de la alternancia, la repetición serial, la discontinuidad, la condensación y el desmembramiento Visual y signico.
La serie Tonal / Atonal abre otros territorios de significación, en Os cuales, los sentidos se ven movilizados desde el propio texto pictórico. La alternancia y la combinación del dispositivo figural-geométrico-ornamental, promueven un juego de significancias ambiguas, a partir de la condensación en lo múltiple. Dicha multiplicidad construye nuevas formas de lo geométrico-sensible en fluido diálogo con lo orgánico, por medio de tonalidades y texturas de resolución cuidadosa, depurada, El color es vital, intensamente vivenciado, desde la intuición, para luego reformularse a partir del intelecto. Doble acto de mirar y disponer.
…Por otra parte, la utilización del relieve pictórico, dota a sus obras, de un fuerte carácter objetual. Simulacrado o real, dicho relieve. Actúa desde la estructura primigenia del soporte visual y, al mismo tiempo, es índice -pues señala, indica- la constitución "orográfica" de ese mismo soporte.
El lenguaje pictórico de Perassi -en tanto práctica tardomoderna- rompe claramente con la "norma" moderna de la unidad solidaria entre forma externa y estructura.
Sus articulaciones formales, fuertemente "significantes" aparecen bajo máscaras superpuestas y, así, es como abren las puertas a una actitud claramente opuesta al ascetismo y a la contención semántica de la obra.
(Fragmento del texto original)
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